Neuropsicólogo Sergio González

Neuropsicólogo Sergio González Terapia y acompañamiento psicológico personalizado, terapia conductual de modificación de conducta

UN ACCIDENTE REVELO LAS FUNCIONES DEL LÓBULO FRONTAL El impactante caso de Phineas GagePhineas Gage nació en 1823 en New...
22/07/2025

UN ACCIDENTE REVELO LAS FUNCIONES DEL LÓBULO FRONTAL
El impactante caso de Phineas Gage
Phineas Gage nació en 1823 en New Hampshire, Estados Unidos. Era descrito como un hombre inteligente, responsable y sociable. En 1848, a los 25 años, trabajaba como capataz de una cuadrilla de obreros encargados de abrir caminos para las vías del tren en Cavendish, Vermont. Era considerado un empleado ejemplar, con una personalidad equilibrada y un liderazgo natural.

El 13 de septiembre de 1848, mientras preparaban una voladura de rocas, Gage utilizó una barra de hierro de más de un metro de largo y 3.2 centímetros de diámetro para compactar pólvora en un agujero. Sin embargo, por un descuido, no se había colocado la arena que debía cubrir la pólvora. Al golpear con fuerza, la fricción generó una chispa que hizo detonar la carga. La explosión fue instantánea y violenta.

La barra metálica salió disparada a una velocidad enorme y atravesó el cráneo de Gage de abajo hacia arriba: entró por la mejilla izquierda, perforó el lóbulo frontal del cerebro y salió por la parte superior del cráneo. Increíblemente, Gage no murió. Según los testigos, no solo permaneció consciente, sino que pudo hablar y caminar por sí mismo poco después del accidente. Fue trasladado para recibir atención médica, y su recuperación física fue asombrosa para la época.

El médico que lo atendió, el Dr. John Martyn Harlow, documentó cuidadosamente su evolución. Durante los siguientes meses, Gage fue mejorando y logró sobrevivir sin aparentes secuelas físicas graves. Sin embargo, pronto se hizo evidente que algo había cambiado de forma radical: su personalidad.

Antes del accidente, Gage era responsable, amable y trabajador. Después, se volvió irritable, impulsivo, grosero y desorganizado. Era incapaz de planificar, tomaba decisiones sin pensar en las consecuencias, y no podía mantener un trabajo. Aquellos que lo conocían decían que “ya no era Gage”.

Este cambio de personalidad fue el detalle que convirtió su caso en un fenómeno científico. Aunque en el siglo XIX el cerebro era aún un misterio, el accidente de Gage ofrecía una pista invaluable: la relación entre el lóbulo frontal del cerebro y el comportamiento, especialmente las funciones ejecutivas como la toma de decisiones, el juicio, el autocontrol y la personalidad.

El caso comenzó a ser estudiado por médicos, filósofos y científicos en todo el mundo. A través de Gage, se empezaba a entender que el cerebro no solo controla funciones básicas como el movimiento o el lenguaje, sino que también está profundamente implicado en lo que somos como personas.

Durante muchos años, se discutió si el relato del cambio de personalidad era exagerado. Sin embargo, estudios posteriores confirmaron que el daño al lóbulo frontal puede producir alteraciones en el comportamiento similares a las que Gage experimentó. En 1994, gracias a técnicas modernas de neuroimagen y reconstrucción digital del cráneo de Gage (que se conserva en el Museo de Medicina de Harvard), se pudo determinar con mayor precisión qué partes del cerebro fueron afectadas.

Después del accidente, Gage vivió cerca de doce años más. Pasó un tiempo exhibiéndose con su famosa barra de hierro como una curiosidad médica, y más tarde trabajó como conductor de carruajes en Chile. Finalmente, su salud se deterioró debido a crisis epilépticas, y murió en 1860 a los 36 años.

El cráneo de Gage y la barra de hierro que lo atravesó se conservan en el Museo de Medicina Warren de la Universidad de Harvard, como un testimonio tangible del caso que abrió una nueva era en la comprensión del cerebro humano.

El caso de Phineas Gage sigue siendo estudiado en la actualidad no solo por su valor histórico, sino porque representa una de las primeras pruebas científicas del vínculo directo entre la estructura cerebral y la conducta.

Hace pocos días, Liam de 16 años nos dejó desde el viaducto de  la ciudad de Pereira, y mientras muchos gritaban "¡la vi...
15/07/2025

Hace pocos días, Liam de 16 años nos dejó desde el viaducto de la ciudad de Pereira, y mientras muchos gritaban "¡la vida es bella!" detrás de las rejas protectoras, él solo necesitaba escuchar "veo que estás sufriendo mucho". En ese momento final, no era esperanza lo que necesitaba, sino comprensión. Porque cuando un adolescente llega a ese punto, no es porque no vea la belleza de la vida, es porque el dolor que siente es tan profundo que opaca todo lo demás. Liam no era diferente a muchos jóvenes que sonríen en el día pero lloran en la madrugada, que dicen "estoy bien" mientras se desangran por dentro, que cargan con un peso que creen que nadie más puede entender. Su historia nos recuerda que detrás de cada "estoy bien" puede haber un grito desesperado de auxilio, y que tal vez la frase más poderosa no es "todo va a estar bien", sino "no estás solo, y quiero entender tu dolor". Porque al final, lo que más necesitamos los seres humanos no es que nos digan que nuestro dolor no es válido, sino que alguien se siente con nosotros en medio de la oscuridad y nos acompañe hasta encontrar la luz.

¿CUÁNTO DOLOR CABE EN UNA FOTOGRAFÍA COMO ESTA?Cada vez que observo esta imagen, siento una profunda tristeza. Represent...
22/05/2025

¿CUÁNTO DOLOR CABE EN UNA FOTOGRAFÍA COMO ESTA?

Cada vez que observo esta imagen, siento una profunda tristeza. Representa una época oscura en la que muchos niños y niñas con autismo y otras condiciones del neurodesarrollo fueron condenados al aislamiento, al maltrato y al olvido.
Amarrados no solo físicamente, sino también emocional y socialmente por una sociedad que no supo entenderlos.

Como neuropsicólogo, no puedo evitar preguntarme:
¿Cuántos talentos fueron silenciados?
¿Cuántos sueños se perdieron simplemente por no encajar en los moldes tradicionales?

Aunque el mundo ha avanzado, las ataduras aún existen. Hoy no siempre son visibles, pero se manifiestan en la exclusión, el prejuicio, la indiferencia y la falta de oportunidades reales.

Esta imagen no debe ser solo un recuerdo del pasado. Debe ser un llamado urgente al presente.

La inclusión no es un favor. Es un derecho.

Hago un llamado a familias, docentes, profesionales, instituciones y a toda la sociedad:
Informémonos. Escuchemos. Acompañemos. Aceptemos.
Construyamos una sociedad donde la diferencia no se margine, sino que se valore.

La neurodiversidad no es una carga:
Es una forma maravillosa de ser humano.

🥺🫶 "La primera vez que fui al cine me di cuenta de que era ciego."Un día, cuando estaba en el kínder, nos llevaron al ci...
25/02/2025

🥺🫶 "La primera vez que fui al cine me di cuenta de que era ciego."

Un día, cuando estaba en el kínder, nos llevaron al cine. Yo creía la idea de que el cine era un lugar donde la gente se encerraba a platicar sobre la película, como pasaba en mi casa, donde siempre había alguien describiéndome lo que estaba ocurriendo en la pantalla. Pero cuando llegamos, me llevé una sorpresa: todo estaba en completo silencio. Me sentí perdido porque, por primera vez, nadie estaba ahí para explicarme lo que estaba pasando.

Le pedí a un compañero que estaba a mi lado que me contara lo que veía, pero no quiso hacerlo. Me ignoró. Luego una niña se acercó, me tomó de la mano y me empezó a contar toda la película. En ese momento entendí algo muy fuerte: yo era diferente a los demás. No veía lo que ellos veían. Y también supe que la gente me observaba y murmuraba sobre mi ceguera, como si yo no pudiera escuchar lo que decían. Pero sí escuchaba. Siempre escuché.

Ahí también comprendí que el bull*i ng iba a ser parte de mi vida. Todos me observaban con curiosidad o burla. Me di cuenta de que, si quería sobrevivir a todo eso, tenía que encontrar una forma de defenderme. Y mi refugio fue la comedia. A los 5 años hice mi primer chiste. Le dije a la maestra: "Maestra, yo puedo leer su mano". Me respondió: "A ver, dime qué ves". Yo tomé su mano, hice una pausa y solté: "Maestra, usted tiene un futuro muy oscuro". Ella preguntó sorprendida: "¿Por qué?", y le respondí: "Porque no veo nada". Las risas estallaron en el salón. Ese día descubrí que la risa podía ser mi mejor escudo, mi manera de encajar en un mundo que me veía diferente.

Las palabras de Alexis Arroyo, 'Ojitos de Huev*', quien transformó una dificultad en una oportunidad para convertirse en comediante 👏

LA GENTE DEBERÍA ENTENDER QUE LOS NIÑOS CON ADHD, TDAH, ASPERGER, AUTISMO, ETC.  NO TIENEN UNA ENFERMEDAD SINO UNA CONDI...
25/02/2025

LA GENTE DEBERÍA ENTENDER QUE LOS NIÑOS CON ADHD, TDAH, ASPERGER, AUTISMO, ETC. NO TIENEN UNA ENFERMEDAD SINO UNA CONDICIÓN; NO ESTÁN BUSCANDO CURA, SINO ACEPTACIÓN. TAMPOCO BUSCAN LÁSTIMA, SÓLO RESPETO ✍🏼

PEGA ESTO POR LO MENOS 1 DÍA! LO HAGO POR TODOS ESOS NIÑOS 🧸🛴🧩💙🎈🧡

Aceptación, respeto y entendimiento. ✍🏻🧠

25/01/2025

"Me acostumbré tanto a remar contra corriente, que la fuerza de las olas ha dejado de asustarme. Como todo en la vida, uno aprende a sobrellevar las adversidades para no terminar ahogándose en su propio océano. La paz mental es el detalle más bonito que se tiene con uno mismo." Francisco j Zarate

El SÍNDROME DE DOWN debe su nombre a JOHN LANGDON DOWN, un médico británico que fue el primero en clasificar la enfermed...
18/01/2025

El SÍNDROME DE DOWN debe su nombre a JOHN LANGDON DOWN, un médico británico que fue el primero en clasificar la enfermedad en 1866. John Langdon Down comenzó su carrera como médico jefe de Earlswood, una institución para personas con discapacidades intelectuales y del desarrollo.

Antes de Earlswood, John Down no tenía experiencia en el cuidado de personas con este tipo de discapacidades, pero algo en ellas le interesaba. Veía su valor y su humanidad en una época en la que otros no lo veían. Disfrutaba genuinamente de estar cerca de estas personas y se enfurecía por la forma en que las trataban: el castigo corporal era común, había mala higiene, altas tasas de mortalidad y nada agradable o que valiera la pena para los pacientes.

El doctor John Down insistió en el cambio. Contrató personal nuevo y exigió una atención e higiene adecuadas. Prohibió los castigos y ofreció manualidades y pasatiempos a sus pacientes.
Tomó hermosos retratos de sus pacientes, vistiéndolos con sus mejores vestidos y trajes y posando de una manera favorecedora. Utilizó esta colección de más de 200 fotografías para respaldar su descripción clínica del síndrome de Down, señalando las características físicas que notó, así como otras observaciones clínicas.

En 1868, compró una gran mansión para albergar a personas con síndrome de Down. En lugar de utilizarla como “institución” se aseguró de que la mansión cumpliera con los más altos estándares de comodidad e higiene. Todas las personas que fueron llevadas allí recibieron educación privada. Se les enseñó a montar a caballo, a hacer jardinería y manualidades. Se les proporcionaron espacios creativos. El doctor John Down mandó construir un pequeño teatro como anexo a la mansión.
Esta mansión se llamó Normansfield y aún hoy sigue en pie en el Reino Unido. Ahora se llama The Langdon Down Center and Normansfield Theater.

El nombre “Down” no tiene nada que ver con retrasos, ni con la predisposición, ni con el pronóstico del síndrome, simplemente lleva el nombre de un médico con una sensibilidad maravillosa.

*Créditos al autor

31/12/2024
Y después dicen que es que es mentira...
31/12/2024

Y después dicen que es que es mentira...

21/12/2024
07/12/2024

Una reflexión para los que salen del colegio este año ❤️🙏🧠

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