
22/07/2025
UN ACCIDENTE REVELO LAS FUNCIONES DEL LÓBULO FRONTAL
El impactante caso de Phineas Gage
Phineas Gage nació en 1823 en New Hampshire, Estados Unidos. Era descrito como un hombre inteligente, responsable y sociable. En 1848, a los 25 años, trabajaba como capataz de una cuadrilla de obreros encargados de abrir caminos para las vías del tren en Cavendish, Vermont. Era considerado un empleado ejemplar, con una personalidad equilibrada y un liderazgo natural.
El 13 de septiembre de 1848, mientras preparaban una voladura de rocas, Gage utilizó una barra de hierro de más de un metro de largo y 3.2 centímetros de diámetro para compactar pólvora en un agujero. Sin embargo, por un descuido, no se había colocado la arena que debía cubrir la pólvora. Al golpear con fuerza, la fricción generó una chispa que hizo detonar la carga. La explosión fue instantánea y violenta.
La barra metálica salió disparada a una velocidad enorme y atravesó el cráneo de Gage de abajo hacia arriba: entró por la mejilla izquierda, perforó el lóbulo frontal del cerebro y salió por la parte superior del cráneo. Increíblemente, Gage no murió. Según los testigos, no solo permaneció consciente, sino que pudo hablar y caminar por sí mismo poco después del accidente. Fue trasladado para recibir atención médica, y su recuperación física fue asombrosa para la época.
El médico que lo atendió, el Dr. John Martyn Harlow, documentó cuidadosamente su evolución. Durante los siguientes meses, Gage fue mejorando y logró sobrevivir sin aparentes secuelas físicas graves. Sin embargo, pronto se hizo evidente que algo había cambiado de forma radical: su personalidad.
Antes del accidente, Gage era responsable, amable y trabajador. Después, se volvió irritable, impulsivo, grosero y desorganizado. Era incapaz de planificar, tomaba decisiones sin pensar en las consecuencias, y no podía mantener un trabajo. Aquellos que lo conocían decían que “ya no era Gage”.
Este cambio de personalidad fue el detalle que convirtió su caso en un fenómeno científico. Aunque en el siglo XIX el cerebro era aún un misterio, el accidente de Gage ofrecía una pista invaluable: la relación entre el lóbulo frontal del cerebro y el comportamiento, especialmente las funciones ejecutivas como la toma de decisiones, el juicio, el autocontrol y la personalidad.
El caso comenzó a ser estudiado por médicos, filósofos y científicos en todo el mundo. A través de Gage, se empezaba a entender que el cerebro no solo controla funciones básicas como el movimiento o el lenguaje, sino que también está profundamente implicado en lo que somos como personas.
Durante muchos años, se discutió si el relato del cambio de personalidad era exagerado. Sin embargo, estudios posteriores confirmaron que el daño al lóbulo frontal puede producir alteraciones en el comportamiento similares a las que Gage experimentó. En 1994, gracias a técnicas modernas de neuroimagen y reconstrucción digital del cráneo de Gage (que se conserva en el Museo de Medicina de Harvard), se pudo determinar con mayor precisión qué partes del cerebro fueron afectadas.
Después del accidente, Gage vivió cerca de doce años más. Pasó un tiempo exhibiéndose con su famosa barra de hierro como una curiosidad médica, y más tarde trabajó como conductor de carruajes en Chile. Finalmente, su salud se deterioró debido a crisis epilépticas, y murió en 1860 a los 36 años.
El cráneo de Gage y la barra de hierro que lo atravesó se conservan en el Museo de Medicina Warren de la Universidad de Harvard, como un testimonio tangible del caso que abrió una nueva era en la comprensión del cerebro humano.
El caso de Phineas Gage sigue siendo estudiado en la actualidad no solo por su valor histórico, sino porque representa una de las primeras pruebas científicas del vínculo directo entre la estructura cerebral y la conducta.