30/03/2024
El Día Mundial de los Trastornos Bipolares se lleva a cabo cada 30 de marzo en conmemoración al nacimiento del reconocido pintor Vincent Van Gogh, quien fue diagnosticado con trastorno bipolar tras su muerte. El objetivo de esta fecha es concientizar sobre la bipolaridad, las diferentes formas que la misma puede adoptar, de qué manera las personas pueden padecerla y, especialmente, combatir el estigma asociado a los trastornos mentales en general.
Esta patología afecta a 40 millones de personas en todo el mundo, según la OMS.
Es frecuente que las personas con trastornos del estado del ánimo no realicen una consulta o abandonen tratamientos por vergüenza, así como también habitualmente presentan miedo a perder sus trabajos y sus vínculos más cercanos como, por ejemplo, a sus amigos y familiares. Las personas con trastornos bipolares frecuentemente se enfrentan a malentendidos, prejuicios y juicios injustos por parte de quienes los rodean, lo que puede llevarlos a tener sentimientos de vergüenza, aislamiento y desesperanza.
En línea con ello, que el impacto del estigma en la vida de quienes viven con trastornos bipolares es profundo y multifacético, dado que no solo dificultan el acceso al tratamiento y la atención adecuada, sino que también puede socavar su autoestima y calidad de vida. El miedo al estigma puede llevar a la ocultación de la enfermedad, impidiendo que quienes la padecen busquen el apoyo y la ayuda que necesitan. Además, el estigma puede obstaculizar las oportunidades de educación, empleo y relaciones interpersonales, perpetuando un ciclo destructivo de marginación y sufrimiento.
El estigma es un constructo social que incluye actitudes, sentimientos, creencias y comportamientos consecuentes, que está configurado como prejuicio, y que tiene, como resultado, actitudes discriminatorias hacia la persona estigmatizada.
Como sociedad, debemos tomar medidas significativas para combatir el estigma que rodea tanto a los trastornos bipolares como también a otras enfermedades mentales. Esto requiere un esfuerzo conjunto que abarque desde la educación y la sensibilización hasta la promoción de políticas y prácticas inclusivas en todos los ámbitos de la vida. Es esencial que se fomente la cultura de la comprensión, empatía y aceptación hacia quienes padecen trastornos mentales, reconociendo su dignidad y valor como seres humanos.