11/03/2019
HACER LA PAUSA…
En este agitado mundo de velocidad y competencias donde nos ha tocado desarrollar nuestro plan de evolución, estamos sometidos diariamente a la presión de los famosos rendimientos y plazos cumplidos. Es entonces en esta vertiginosa carrera hacia la muerte que nos olvidamos de vivir la vida, de detenernos un instante a contemplar el maravilloso universo que nos rodea. De vislumbrar el camino de luz que nos ha sido marcado para regresar al padre (el sol, la luna, las estrellas), la manifestación multicolor de amor a través de la belleza ( las flores, los pájaros, las mariposas, los manantiales, los árboles y las montañas). La confianza manifiesta de las criaturas que se divierten sin ninguna preocupación (el niño que juega en la arena, los perros que mordisquean sus patas y sus lomos, la paloma que revolotea graciosamente en el charco que dejó el vendaval); y en fin tantas y tan variadas manifestaciones del orden universal que se hacen incontables e innumerables.
Hemos olvidado que la pausa establece el ritmo de nuestro corazón y nuestra respiración, siendo la diferencia entre el nacer y el morir, entre la noche y el día. Es decir es el compas que marca la música de la vida., de todos los seres que habitamos este planeta.
La invitación es entonces a detenernos un momento.. A estar por unos instantes en el aquí y el ahora… A estar por unos segundos en contacto con nosotros mismos. A encontrarnos con nuestro guía interior. A reconocer el Ser que en nosotros habita. Para ello les propongo un sencillo ejercicio: Tomemos una posición comoda, en un lugar donde nadíe ni nada nos perturbe (apaguemos el celular- desmovilicémonos), cerremos nuestros parpados unos instantes y centremos nuestra atención en nuestra respiración, contando hasta 7 mientras inhalamos, hasta 7 mientras hacemos la pausa, hasta 7 mientras exhalamos y nuevamente hasta 7 en una nueva pausa. Si deseamos podemos imaginar además que mientras inhalamos llega a nuestro cuerpo la paz, el amor, la tranquilidad, la felicidad, la gratitud y la prosperidad y que al exhalar se va de nosotros la ira, el rencor, la tristeza, el mal genio, la ansiedad, la duda y el temor. Realicemos este ejercicio diariamente por 10 minutos y observemos como nuestra vida cambia.