09/08/2022
Melanie Klein fue pionera del análisis infantil y del estudio de las psicosis.
A los veintiún años se casó con un ingeniero, Arthur S. Klein, de quien tuvo tres hijos, por lo que debió interrumpir sus estudios de medicina. En Budapest, donde se había trasladado en 1910 con su esposo, leyó La interpretación de los sueños, de Freud, y el interés que dicha obra despertó en ella la llevó a convertirse en la principal refundadora del psicoanálisis. Melanie Klein supo observar y tratar fenómenos psíquicos hasta entonces ignorados. Ferenczi la animó a que psicoanalizara a niños, pero las investigaciones que emprendieron juntos no le resultaron satisfactorias.
En el Congreso de Psicoanálisis de La Haya conoció a K. Abraham, quien intuyó su genialidad y la escogió para un segundo análisis en Berlín, pero Abraham murió al cabo de sólo nueve meses. En cualquier caso, el encuentro fue decisivo para Melanie Klein, que se consideró siempre continuadora de sus ideas.
Después de su primer trabajo, The development of a child (1923), dirigió su atención al período de la vida psíquica de la primerísima infancia, marcada por la relación entre madre e hijo. Elaboró la técnica del juego para psicoanalizar a los niños, pero también influyó radicalmente sobre la teoría y la técnica aplicadas a adultos: reformuló el complejo de Edipo y destacó la importancia de la agresividad y la destructividad.
Entre sus obras, todas pertenecientes a la historia del psicoanálisis, destacan El psicoanálisis de niños (1932), Amor, culpa y reparación (1937), New Directions in Psycho-Analysis, (1955), etc.
Con esta frase de esta maravillosa pensadora, l@s invito a pensarnos qué tantas veces hemos decidido omitir, u omitir cosas del/la otr@ que nos resultan hirientes para evitar un conflicto, solo para mantener el “equilibrio” en el vínculo con la otra persona. Así, Klein nos invita a repensarnos ese equilibrio no como el evitar constantemente las emociones confrontantes respecto a los otros y nuestras relaciones con ell@s, sino, el poder atravesar estas emociones que muchas veces son necesarias para reformular los vínculos que en ocasiones no nos están dando satisfacción.