
01/05/2025
Viktor Frankl, en su obra El hombre en busca de sentido, nos invita a asumir el trabajo como una oportunidad para encontrar propósito y trascendencia. Desde su enfoque, la logoterapia, el trabajo no es solo una actividad para ganar sustento, sino un espacio donde podemos expresar nuestra creatividad, contribuir al bienestar de otros y descubrir nuestro propio sentido de vida.
Frankl argumenta que el trabajo tiene el poder de dignificar al ser humano, ya que nos permite realizar valores de creación, es decir, todo aquello que podemos darle al mundo, entendiendo mundo desde nuestra familia, la comunidad, hasta la sociedad en general. Cada tarea, por pequeña que sea, puede ser significativa si la abordamos con compromiso y amor. Además, el trabajo nos ofrece la posibilidad de "hacernos a nosotros mismos", es decir, de moldear nuestra identidad y superar nuestras propias limitaciones.
En momentos de dificultad, el trabajo puede ser un refugio donde encontramos propósito, incluso cuando las circunstancias externas son adversas. Frankl nos recuerda que no siempre podemos controlar lo que sucede a nuestro alrededor, pero sí podemos elegir nuestra actitud frente a ello. En este sentido, el trabajo se convierte en un vehículo para trascender el sufrimiento y construir un legado.
Esta reflexión nos desafía a reconsiderar cómo vemos nuestras actividades laborales. ¿Estamos encontrando sentido en lo que hacemos? ¿Estamos contribuyendo a algo más grande que nosotros mismos? El pensamiento de Frankl nos invita a transformar el trabajo en un escenario de oportunidades y en una fuente de realización personal y colectiva.