27/10/2024
Al igual que las plantas, cada ser humano tiene sus propias necesidades para florecer. Algunas plantas buscan el sol, otras prefieren la sombra; unas requieren abundante agua, mientras que otras sobreviven con apenas unas gotas. Si no les brindas lo que necesitan, inevitablemente comienzan a marchitarse. Así es el amor, cada persona lleva consigo un anhelo particular y muchas veces aquello que más necesitamos en la vida adulta es lo que más nos faltó en la niñez.
Cuando estas necesidades no son escuchadas o comprendidas, el alma, como las plantas, también se resiente y poco a poco se apaga ese impulso de amar.
Amar no es imponer nuestra manera de ser o decir ‘es que yo soy así’. Amar es aprender a escuchar, a observar atentamente lo que el otro necesita, aunque no siempre, coincida con lo que estamos acostumbrados a dar.
El amor se construye con paciencia, paso a paso, explorando nuevas formas de cuidar y ser cuidados, permitiendo que ambos puedan crecer y florecer juntos, algunos respondemos más a las palabras no solo bonitas, a esas que te impulsan y llenan de confianza, otros a los detalles a los regalos que vienen con lo que te hace falta, o bien al contacto físico, un abrazo en el momento que lo necesitabas, Y si a pesar de todo no logramos lo que necesitamos o no recibimos lo que anhelamos, a diferencia de las plantas, nosotros tenemos la capacidad de movernos. Podemos buscar nuevos espacios, nuevos horizontes donde la luz y el amor que necesitamos nos nutran de verdad. Al final, amar también es saber cuándo quedarse y cuándo, por nuestro propio bien, es tiempo de partir."
En conclusión, amar implica aprender a escuchar, a salir de uno mismo y comprender las necesidades del otro.
No te refugies en la excusa de 'es que yo soy así'. Amar no es imponer, es adaptarse, es descubrir nuevas maneras de dar lo que el otro necesita, aunque eso implique salir de tu zona de confort. En este proceso, el amor se convierte en un aprendizaje continuo, donde cada paso nos enseña algo, nuevo sobre la entrega y la reciprocidad.
Al final, el verdadero desafío no es solo dar amor, sino también aprender a recibirlo en la forma que necesitas para crecer.
Te amo.
Wilsner Barrera M.