22/04/2025
Renovemos nuestra esperanza y nuestra confianza en los demás, incluso en quienes son diferentes a nosotros o vienen de tierras lejanas, trayendo costumbres, formas de vida e ideas desconocidas. Porque todos somos hijos de Dios".
Papa Francisco.
Creo que en el cielo, la alegría se manifiesta en gestos sencillos: se comparte un helado, se parte una torta… porque otro hijo ha regresado al hogar del alma. Allí, cada retorno es una celebración silenciosa del amor que nunca deja de esperar.
Retomando el mensaje del Papá Francisco, pienso que no basta con aceptar las diferencias; estamos llamados a ver en ellas el testimonio sagrado de la historia humana. Las diferencias no son heridas ni fronteras, sino oportunidades para crecer, para aprender del otro, para recordar que la diversidad no es amenaza, sino riqueza. No están hechas para encender odios ni provocar separaciones, sino para abrir caminos hacia el entendimiento profundo… si logramos, humildemente, silenciar el ego.
Cuando el ego se aquieta, el alma puede escuchar. Y cuando dos almas se escuchan, los acuerdos nacen con naturalidad, como frutos de una tierra fértil. Caminar acompañado, reconociendo y honrando las diferencias, convierte el trayecto en una experiencia más plena, más luminosa, más humana.
Agradezco de corazón a todas las personas que me han permitido servir, orientar y acompañar en el camino del entendimiento. Gracias por brindarme la oportunidad de compartir la certeza de que la vida, con todos sus matices, es perfecta y profundamente maravillosa.
Hoy hago una pausa en la atención, confiando en que siempre tendremos otro mañana para reencontrarnos. Que la paz y el amor abracen al Papa Francisco, y con él, a todos los corazones que buscan la luz.
Wilsner Barrera Montenegro.