El estudio y tratamiento inicial del dolor debe ser abordado por el médico o por el especialista correspondiente (traumatólogo, reumatólogo, neurólogo, oncólogo, etc.). Sólo aquellos casos más difíciles al tratamiento convencional o complejos de estudiar debieran derivarse a una Unidad del Dolor. En las Unidades del Dolor se intenta realizar un estudio y diagnóstico de los procesos de dolor crónico para entender mejor los mecanismos implicados y aplicar así el tratamiento más específico. Ello implica habitualmente valorar al paciente y solicitar pruebas complementarias: analíticas, de imagen (resonancia magnética, TAC, gammagrafía, ecografía, etc.) También es habitual establecer consultas con otros especialistas para tratar mejor el problema. En ocasiones puede ser necesario el ingreso hospitalario para agilizar este abordaje multidisciplinar. Una vez estudiado cada caso, se realizan tratamientos dirigidos a resolver la causa del dolor siempre que sea posible. En caso contrario, se puede optar por tratamientos que puedan paliar la intensidad del dolor y mejorar la calidad de vida del paciente