
17/12/2021
Las parejas se sienten más felices cuando saben escucharse y recibir, y eso implica a menudo ir un paso por detrás del otro. Porque si verdaderamente nos interesa nuestra pareja, asumimos nuestra ignorancia y activamos nuestro querer saber, nuestra curiosidad y el deseo de entender cómo funciona el mundo de quien está a nuestro lado. Y, al interactuar, la primera premisa debería ser asumir nuestra profunda ignorancia sobre la realidad del otro. Pero en vez de esto ocurre que uno de los dos miembros de la pareja está hablando y el otro, en lugar de estar en la escucha, en el verdadero interés, está tratando de llevarlo a sus propios modelos, a su visión de la realidad, a sus conveniencias. Hay algo intrínsecamente agresivo en creer que se entiende al otro en lugar de escucharlo realmente. Ahí nos perdemos algo, y además podemos generar mucha irritación. Porque tan importante como ser entendido es ser recibido, y quizá lo primero sea fruto de lo segundo. Uno de los anhelos profundos de cualquiera es ser recibido. Ser recibido sin tener que complacer al otro ni cuidar de su angustia porque no comprende lo que nos pasa y lo interpreta según sus modelos. La verdadera escucha implica querer conocer el modelo del otro y no llevar al otro a mi propio modelo de entender la realidad ni a lo que a mí me parece normal. Implica empatía y generosidad. Actitudes que hay que cultivar, sin duda, en la pareja. En realidad, quien experimenta un interés genuino por el otro lo suele hacer no solo por la pareja, sino también por sí mismo y por todo su entorno. Es una actitud.
Joan Garriga
Del libro Bailando juntos. La cara oculta del amor en la pareja y en la familia.