15/07/2025
Gracias, Claudia.
Gracias por romper el silencio.
Gracias por decir lo que nunca debiste haber tenido que callar.
Gracias por mostrarnos que ni siquiera las más grandes, ni siquiera las más fuertes, ni siquiera las más admiradas, están a salvo de la violencia.
Hoy, desde el corazón, te honro no por tus medallas, sino por tu coraje. Porque hablar no es fácil. Porque hacerlo en voz alta, frente a un país que te aplaudió mientras eras agredida en silencio, es un acto de una valentía inmensa.
Y aunque tu historia nos duele, también nos recuerda algo que muchas hemos vivido en carne propia: que la violencia no siempre tiene forma de golpe. Que el abuso se disfraza de guía, de disciplina, de “esto es por tu bien”. Que a veces, el monstruo tiene el rostro del que decía estar construyéndote.
Claudia: yo hubiera preferido que nunca hubieras ganado ninguna medalla si eso significara que no tuvieras que haber vivido ese dolor.
Pero no por eso dejaré de ver en vos a una campeona.
Sos un ejemplo.
Sos una voz que, aunque temblorosa, abre caminos.
Y desde aquí, te digo lo que muchas estamos pensando:
Estamos con vos.
Te creemos.
Gracias por hablar.