14/09/2025
Ay, Cartaguito, Cartaguito ¿Por qué permitís tanta afrenta y humillación?
Autor: Luis Paulino Vargas Solís
Hechos que son de público conocimiento; hechos obvios, incontrovertibles e innegables:
1. El presidente Rodrigo Chaves ha boicoteado de forma implacable la construcción del nuevo hospital de Cartago.
2. Tan sucio cometido ha sido incondicionalmente apoyado por las presidentas ejecutivas de la Caja: Marta Esquivel y, hoy día, Mónica Taylor.
3. Para justificar su sabotaje, Chaves recurrió a una amplia gama de mentiras.
4. Una a una todas, esas mentiras fueron expuestas públicamente como tales.
5. Siendo claro que, en rigor, no había ninguna razón seria que justificara tan empecinada obstrucción, inevitablemente surge la pregunta: ¿qué intereses se esconden detrás de una actuación tan evidentemente viciada y corrupta?
6. En estos días volvieron a emerger, en varios medios, informaciones que advierten sobre el grave colapso de los servicios de emergencia del Hospital Max Peralta de Cartago.
7. La situación no es nueva, ni muchísimo menos. Incontables veces, a lo largo de muchos meses, ha sido denunciada por organizaciones de la comunidad cartaginesa, personal médico y administrativo del hospital, varias diputadas y diputados y los medios de comunicación.
8. Recién ahora, de la forma más inesperada y repentina, Chaves y la señora Taylor vienen a anunciar un “plan” para atender esa situación de saturación.
9. Después de tanto tiempo, después de haber sido denunciado docenas de veces, después innumerables ocasiones en que se le solicitó a Chaves hacer algo, sin que nunca hiciera nada.
10. Ahora dicen que harán “algo”. Si por la víspera se saca el día, no debe extrañarnos si pasa como con las listas de espera: prometieron resolverlas y tan solo las empeoraron.
11. Vienen y lanzan su “anuncio”, pero, como siempre, como era de esperar, como no podía ser de ninguna otra forma, Chaves agarra la palangana de agua, hace las de Pilatos y, como es su costumbre, culpa a la Contraloría.
Conclusión
Que tristísimo resulta tener un presidente que:
1. Miente de forma tan descarada.
2. Mira los problemas, incluso los problemas más agudos y perentorios, con desdén y con pereza, sin disposición para mover ni un dedo.
3. Jamás tiene ni la valentía ni la honestidad para hacerse responsable de nada.
4. Jamás es capaz de darle dignidad a la figura presidencial para, desde ahí, animar un debate político de altura y una conversación respetuosa y racional con la ciudadanía.
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