10/09/2016
Tomate un par de minutos y lo lee si.
EL CONSUMO DE ALCOHOL Y DR**AS POR PARTE DE LOS JÓVENES
Las dr**as y el alcohol son sustancias cuyo consumo puede producir dependencia, estimulación, depresión del sistema nervioso central, o bien influir en el comportamiento o el ánimo de la persona.
Este tema es de importancia vital sobre todo en edades comprendidas entre los 14 y los 21 años, en las que se inician con estas sustancias, al tiempo que conducen ciclomotores o acompañan a amigos de mayor edad, con coche, en las salidas de fines de semana. Por ello la prevención es básica, y la ayuda de familiares es también fundamental.
La cuestión primordial y el gran problema es que para pasar de “controlar” las dr**as, a estar “enganchado”, hay sólo un paso, una débil línea que no sabemos cuándo la vamos a cruzar. A ello hay que añadir que los adolescentes tienen la errónea percepción de que es tan peligroso consumir un paquete de tabaco diario como consumir co***na o he***na esporádicamente.
Si a estas sustancias le añadimos la velocidad el cóctel puede ser mortal.
Se debe entrenar en el proceso de toma de decisiones razonada, proporcionando información adecuada y veraz sobre las sustancias y los efectos de su consumo. También a desarrollar la capacidad asertiva de la persona (saber decir no) ante estas sustancias.
Los lugares de “marcha” a menudo se asocian también a conductas adictivas y peligrosas que es importante controlar y limitar, máxime si se tiene en cuenta su relación con los vehículos.
Algunas razones por las que se consumen dr**as y en especial por lo que se suele empezar con ellas son:
La curiosidad. Querer saber qué se siente al consumir dr**as, qué puede pasar si se prueban.
La presión. Querer sentirse aceptado en un grupo de amigos o de iguales. En ocasiones el grupo consume alcohol o dr**as y para pertenecer a ella hay que consumirlas. La necesidad de pertenencia que se tiene se traduce entonces en aceptar esta situación, pese a conocer el riesgo que conlleva.
La imitación. Intentar imitar estilos de personas a quien se admira y adaptarlos a la personalidad de cada uno, personas que en muchas ocasiones se presentan como victoriosas socialmente y que aparentemente se observa que no les afecta lo que consumen.
El alivio de dolencias. Por el efecto obtenido, ya sea alivio en lo físico o en lo emocional, disminución del cansancio, del hambre o de las tensiones.
La “Estrategia Nacional sobre Dr**as, 2000-2008”, aprobada por el gobierno en diciembre de 1999, ha supuesto una auténtica puesta al día de las políticas que venían desarrollando las Administraciones Públicas en nuestro país desde la creación del Plan Nacional sobre Dr**as (PNSD). Además, ha permitido disponer de un marco de trabajo concreto y bien definido.
Entre las muchas aportaciones de esta Estrategia, la más significativa es, sin duda, haber situado la prevención en un lugar central y prioritario respecto a todas las posibles medidas que cabe articular frente a las dr**as. Pero impulsar la prevención exige la aplicación de grandes esfuerzos, la conjunción de numerosas voluntades y sustentarla en una información objetiva, veraz y rigurosa sobre este complejo fenómeno. De aquí que un objetivo fundamental esté dirigido precisamente a “ofrecer a la población información suficiente sobre los riesgos del consumo de tabaco, alcohol y otras sustancias capaces de generar dependencia o cuyo uso puede entrañar riesgos para la población que los consume”.
Algunas personas mantienen un miedo reverencial a la información sobre las dr**as, como si disponer de una información adecuada sobre ellas fuera a aumentar su consumo. Algo similar a lo que, en otros tiempos, se pensó respecto a la educación sexual.
Sin embargo, la realidad es bien otra. La información es un recurso necesario para tomar decisiones inteligentes, informadas, autónomas, ante cualquier desafío (las dr**as, en este caso). Los riesgos reales proceden de la ignorancia. No hay elección libre sin un saber adecuado.
Una sociedad más culta, más informada y mejor formada sobre las dr**as, será más capaz de convivir en un mundo en el que éstas existen, reduciendo el riesgo de establecer con ellas relaciones conflictivas.