21/09/2024
El Alzheimer es una travesía emocional, tanto para quien lo padece como para su cuidador, quien muchas veces debe enfrentar en soledad el peso de esta responsabilidad. La enfermedad se lleva la autonomía, la capacidad de comunicarse y deja una profunda sensación de pérdida de identidad.
Es frecuente escuchar a los familiares decir que de un día para otro y sin avisar, el Alzheimer llegó a sus vidas, cargado de desafíos inesperados. Despedirse de quien amas es sumamente doloroso pues la familia sabe que ya no los reconoce, todo cambia, los días y las noches se confunden y ya no saben en qué momento o lugar se encuentra.
Los recuerdos emergen de manera desordenada: un viaje de la infancia, su etapa laboral, un paseo familiar, pero desgraciadamente también surgen la confusión y el temor que es complicado de sobrellevar para ambas partes.
Muchos recuerdan con dolor el día en que su familiar ya no les reconoció y desde ese momento, su despedida fue lenta pero imparable.
He visto los rostros de los pacientes y sus cuidadores cargados de angustia, dolor, frustración, cansancio, dudas, ira, culpa y tristeza; pero también he visto impresionantes muestras de amor, paciencia y una inmensa fortaleza.
Entre el olvido y el presente, somos un equipo de guerreros unidos por el amor que sin duda puede más que el olvido.