Mucha gente se habrá preguntado ¿quién puede darse un masaje? En realidad, un masaje lo puede recibir desde un bebé hasta una persona de avanzada edad, siempre y cuando no haya sido contraindicado explícitamente por un especialista. Los beneficios de un masaje son numerosos para la mayor parte de la gente:
El masaje en niños les ayuda a relajarse, a dormir mejor y a estar más tranquilos. En el cas
o de los adolescentes se pueden atenuar esos dolores musculares propios del crecimiento o a relajar también la musculatura expuesta a actividades deportivas propias de la edad. En adultos combatimos fácilmente las dolencias generadas por el estrés, el cansancio o los movimientos y acciones repetitivas realizadas en nuestro día a día en el trabajo, en el gimnasio o en casa. Muchas veces actuamos sin ser del todo conscientes de que podemos estar originando una lesión de forma inconsciente. A edades avanzadas, nuestra musculatura empieza a perder fuerza y las articulaciones se desgastan, generando dolores muchas veces insoportables. Con el masaje ayudamos a la gente mayor a relajar zonas del cuerpo que se han ido sobrecargando o desgastando con el paso del tiempo, provocando además una relajación general de la musculatura y la activación del sitema circulatrio, mejorando así su calidad de vida. Hay personas que, por determinadas causas, se encuentran encamadas, ya sea temporalmente o de por vida. En estos casos el masaje proporciona un profundo bienestar en la persona, ya que reactivamos la circulación sanguínea y tonificamos la musculatura que está dolorida por falta de uso. Sin embargo, existen una serie de personas que, por su condición, deben abstenerse de recibir masajes. Lea detenidamente los siguientes casos y compruebe no se encuentra entre ninguno de ellos. NO podrán darse masajes:
Quienes padezcan alguna enfermedad contagiosa o infecciosa perjudicial para el cliente o el masajista. Aquéllos a quienes un facultativo les haya diagnosticado alguna lesión oculta. Toda persona que padezca o haya padecido cáncer, incluidos los que lo hayan superado recientemente; en cualquier caso deberán siempre preguntar a su médico antes de recibir un tratamiento. Los pacientes cardíacos, con diagnóstico de infarto, arritmias o cualquier otro problema de corazón, ya que con los masajes se moviliza mucha sangre y en estos casos puede ser perjudicial. Pacientes con hipersensibilidad dérmica a cremas o aceites, a fin de evitar cualquier reacción derivada del uso de los productos habituales de un masaje. Personas con trombosis, embolia, flebitis, infecciones de cualquier índole, cuadros clínicos de fiebre, ganglios inflamados, fracturas óseas no consolidadas y casos graves de osteoporosis. Aquellas personas que al recibir un masaje hayan experimentado mucho dolor. Quienes padezcan enfermedades de la piel o que experimenten reacciones cutáneas al masaje. Ningún paciente inmediatamente después de haber sido intervenido quirúrgicamente
