21/08/2024
En cada escuela, colegio y universidad, la seguridad de nuestros estudiantes, docentes y personal es una prioridad. Contar con un desfibrilador externo automático (DEA) o una zona cardioprotegida no es solo una medida preventiva, es un compromiso con la vida. Un paro cardíaco puede ocurrir en cualquier momento, sin advertencia previa. Tener un DEA a mano puede marcar la diferencia entre la vida y la muerte en esos primeros cruciales minutos.
No se trata solo de tener el equipo, sino de estar preparados para usarlo. La capacitación y crear conciencia sobre su importancia son fundamentales. Cada centro educativo debería ser un espacio donde todos, desde el más pequeño hasta el más grande, estén protegidos y seguros.
Invertir en la cardioprotección es invertir en vidas.
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