
14/12/2024
El autocuidado sano es un equilibrio entre protegernos de las cosas malas y dejar entrar las cosas buenas. Curiosamente, muchas personas tienen problemas con las buenas sensaciones. No saben disfrutar, no hacen actividades sanas, positivas o agradables. Solo se sienten «cómodas» haciendo cosas por los demás o cumpliendo con su deber. Con las cosas agradables se sienten extrañas, incómodas o culpables. Esto no siempre es consciente, pero podemos comprobarlo al ver que, sin saber muy bien cómo, en nuestra agenda nunca hay hueco para lo divertido o placentero.
En ocasiones aún es peor: bloqueamos la entrada a las cosas buenas. Nos dicen un cumplido y desconfiamos por sistema del que nos lo dice, pensando que tendrá algún interés oculto o que lo hace por quedar bien. Curiosamente, cuando alguien nos hace una crítica la dejamos entrar sin cuestionarnos su veracidad o los motivos del otro, o incluso la acompañamos de unas cuantas críticas más de nuestra propia cosecha. Es como si a lo negativo le abriésemos la puerta, mientras a lo optimista le ponemos todas las trabas del mundo. Es evidente el desequilibrio que se puede generar.
¿Por qué pasa esto? Como siempre, esta situación —que no es tan infrecuente— puede provenir de sitios muy distintos.
Por ejemplo:
- A veces, en la familia en la que nos criamos no era costumbre tener esos momentos para disfrutar, para hacer cosas simplemente porque son agradables.
- Quizás hubo personas enfermas y quienes las rodeaban no se sentían con derecho a disfrutar.
- O alguien murió y los supervivientes sintieron que ofenderían su memoria viviendo felices mientras la persona fallecida ya no podía...
Estas situaciones que dieron lugar a que hoy funcionemos así, son recuerdos que conviene procesar, para que dejen de alimentar lo que ocurre en el presente.
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