15/08/2025
Hoy celebro un año más de este maravilloso viaje de ser mamá. No espero que me celebren —porque yo soy la que celebra—. Me encanta celebrar la vida, celebrar a quienes amo… y celebrarme a mí misma. Porque sé lo que he vivido como mamá, entre otros roles que también me definen. Y eso implica mirarme con honestidad, reconocer mis aciertos, mis tropiezos, mis aprendizajes, y abrazarlos como parte de mi historia.
Desde que mis hijos llegaron a mi vida —formándose en mi vientre o creciendo entre mis brazos—, entendí que el amor por ellos nació en mis entrañas y se quedó tatuado en mi ADN. Un amor que se vive y se demuestra cada día, con gestos pequeños y grandes, con presencia y con lucha.
He visto, en mi propia experiencia y en la de tantas mujeres ejecutivas, cómo hemos debido enfrentar expectativas rígidas heredadas de otra época. Nos atrevimos a romper moldes, a seguir nuestros sueños y propósitos profesionales, a veces dejando pedacitos de piel y alma en el camino. No siempre fue fácil… pero fue real.
Hoy celebro con amor… y también con coraje. Porque ser mamá no es un examen que aprobar, sino un desafío que se aprende a disfrutar, incluso con los rasguños y cicatrices que nos va dejando. A veces quisiera arrancar la hoja y volver a escribir la historia… pero he aprendido que lo mejor es reconciliarme con cada intento, mejorar lo que puedo y seguir caminando.
Y a todas las mamás que ejercen uno, dos, tres o más roles a la vez, hoy les envío no solo un saludo… sino una oleada inmensa de amor, fuerza y esperanza. Que esta energía les envuelva como un abrazo cálido, de esos que reconfortan hasta las lágrimas, y les recuerde que cada paso que dan, por pequeño que parezca, está lleno de significado, aunque no siempre lo sintamos… y no todo el mundo lo valide; incluso, a veces, haya quienes nos señalen o cuestionen. Porque aunque así sea, estamos construyendo algo que trasciende, y eso… merece ser celebrado
Adelante, Mamitas, nos vemos en el camino !