26/01/2025
Quiero compartirles algo que he preservado, hasta hoy, para mi círculo más íntimo.
El 2024 me trajo el regalo inmenso, inconmensurable, de ser canal de expresión de un ser.
Ese día, en un frío viernes de julio, nació un pequeño milagro y una nueva identidad en mí: la de madre.
Y si bien, siento que de muchas otras maneras ya venía maternando, en esta oportunidad me tocó encarnarlo en el más concreto sentido.
Gestando en mi vientre, pariendo, dando de mamar, haciéndolo carne en mi cuerpo.
Hoy sentí abrir esta experiencia por este medio para contarles que estoy transitando una de las mayores transformaciones de mi vida.
Estoy viviendo, con una intensidad que no recuerdo en el pasado, el miedo, el apego, la ambivalencia, el control, y, a la vez, el enamoramiento y amor, la relajación y confianza, la gratitud y presencia, las más profundas de mi vida.
Aquí estoy, viéndome a través su sonrisa, sintiéndome a través del desenfreno y salvajismo de querer cuidarlo y protegerlo cuando llora, soy también a través de la intención fuerte de querer traer la consciencia más pura posible a este rol para "dejar ser."
Una y otra vez, tratando de recordarme lo esencial, tratando de soltar y confiar en el proceso de la vida y en la experiencia que este ser viene a hacer, mas allá de mi voluntad, tratando de correrme del medio, de dejar-lo fluir y de no interferir, a la vez que cuido y acompaño.
Qué gran desafío me regaló el amor.
Así lo estoy viviendo.
En una inmensa gratitud porque todo nació desde un amor profundo, que se expresó y se hizo carne.
Gracias por hacerme madre, hijo.
Gracias por ser semilla y acompañarme, amor de mi vida.
Gracias a dios por permitirme transitar esta gran entrega de energía.
¿Qué transformación te dejo tu 2024?
¿Qué identidades te encontrás transitando y encarnando en este 2025?
Te leo,
Dai
gracias por la fotito