11/04/2025
Porque cambian los colores en la piel.
Últimamente he visto muchos posts hablando de por qué “cambia” el color del pigmento en la piel después de hacer cejas, labios, ojos… o cualquier tatuaje. Y aunque muchos lo explican desde la experiencia, hoy quiero explicarlo desde la ciencia y a mi estilo.
Porque sí, la pigmentología no es solo arte… es también química.
Primero, aclaremos algo básico pero importante:
Cuando implantamos el pigmento más profundo, este NO cambia de color realmente.
Lo que ocurre es una modificación óptica, porque al estar a mayor profundidad, recibe menos luz, y esto afecta nuestra percepción visual.
Es física, no alquimia.
Ahora vamos al verdadero tema: ¿por qué un pigmento correctamente implantado puede cambiar de color con el tiempo?
La respuesta está en la OXIDACION.
¿Qué es la oxidación?
Es una reacción química que altera la estructura de los pigmentos al contacto con oxígeno y con el entorno bioquímico de la piel (enzimas, humedad, sudor, pH).
Y no todos los pigmentos reaccionan igual: algunos son estables, otros mutan, y otros… desaparecen.
Pero no es magia. Hay un factor determinante en este proceso: el pH de la piel.
La piel humana tiene un pH naturalmente ácido, entre 4.7 y 5.5, aunque esto varía según la persona y la zona del cuerpo.
Y ese pH puede influir en la estabilidad de los pigmentos, especialmente en uno en particular: el negro.
Hablemos de los negros: Carbon Black (77266) vs Óxido de Hierro Negro (77499)
Ambos se usan para crear tonos marrones en micropigmentación, pero no se comportan igual en la piel:
El Carbon Black (77266) es mucho más concentrado y saturado. Se necesita muy poca cantidad para dar oscuridad a un pigmento marrón. Es potente, fino, y da excelentes resultados, pero si se usa en exceso en una piel ácida, puede oxidarse más rápido y tornarse gris o incluso azulino con el tiempo.
El Óxido de Hierro Negro (77499) es más estable, pero también menos potente. Por eso, para lograr un tono marrón oscuro con este material, se necesita usar más cantidad de negro, lo cual incrementa el riesgo de oxidación si la piel tiene un pH bajo.
Entonces, ¿por qué es tan importante esto?
Porque en pieles más ácidas, los pigmentos marrones que contienen una alta concentración de negro —ya sea Carbon Black o Hierro— son más propensos a oxidarse, lo que puede dar lugar a tonos grises, fríos o cenizos con el tiempo.
¿La solución?
Medir el pH de la piel antes de pigmentar nos permitiría:
Elegir fórmulas con menos carga de negro en pieles ácidas.
Preferir marrones con Carbon Black si se requiere menor concentración.
Ajustar la base del pigmento (más cálido o neutro) para compensar la posible oxidación futura.
Personalizar mejor cada tratamiento según el entorno cutáneo de cada cliente.
Conclusión:
El pigmento no se equivoca. La piel tampoco.
La clave está en conocerlos a ambos y respetar su química.
La verdadera pigmentología no es solo elegir un color bonito… es saber cómo ese color va a reaccionar en ese terreno biológico llamado piel.
Y como todo buen micropigmentador sabe:
medir es saber...