18/03/2025
Hoy es Mago Resonante Blanco en el Tzolkin... Y si pienso en una escena cotidiana que me evoque magia… me vienen varias a la mente:
Un niño leyéndole al abuelo... Hay algo en la conexión entre generaciones que tiene una magia especial, como si en cada historia contada o leída se tejiera un puente entre el pasado y el futuro.
Una persona viendo el amanecer con una taza de café o un mate, en ese instante de absoluta calma, cuando el mundo aún está despertando. Hay algo profundamente sagrado en esos minutos en los que el cielo cambia de color y todo parece en pausa.
Una conversación profunda entre amigos, cuando, entre risas y reflexiones, surgen palabras que iluminan justo lo que uno necesitaba escuchar. Esas charlas que parecen orquestadas por el universo.
Un niño jugando bajo la lluvia, sin preocuparse por nada, solo disfrutando el momento, saltando charcos como si fueran portales mágicos.
Alguien pintando, escribiendo o tocando música sin darse cuenta del tiempo, completamente sumergido en el flujo creativo. Es como si en ese instante no existiera nada más, solo la inspiración manifestándose.
Una comida compartida con seres queridos, ese momento en el que no importa lo que haya sobre la mesa, sino la calidez de las miradas y la risa que se entrelaza entre bocados.
La magia está en los detalles, en los pequeños momentos que, aunque a veces pasen desapercibidos, son los que llenan la vida de significado.
Porque sí, la magia está ahí… en el primer rayo de sol que anuncia un nuevo día, en la risa despreocupada de un niño que no sabe de prisas ni preocupaciones, en ese instante en el que alguien se entrega por completo a su arte, perdiéndose y encontrándose en cada trazo, palabra o nota.
Son esos momentos los que hacen que la vida brille, los que nos recuerdan que lo extraordinario no siempre necesita luces ni escenarios, sino solo nuestra presencia para ser percibido.
¿Cuál ha sido el momento más mágico que han vivido últimamente en lo cotidiano?