17/11/2025
INTELIGENCIA ARTIFICIAL VS INTELIGENCIA REAL
Por Abraham Sánchez
"Entonces dijo Dios: Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza; y señoree en los peces del mar, en las aves de los cielos, en las bestias, en toda la tierra, y en todo animal que se arrastra sobre la tierra. Y creó Dios al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creó; varón y hembra los creó" (Génesis 1:26-27).
Cuando Dios creó al hombre, lo hizo a su imagen y semejanza. Tal semejanza era en el sentido de la inteligencia y la utilidad; en el potencial de la auto-superación y expansión; jamás en sentido de la divinización ni la superioridad.
Dios puede compartir de él muchas cosas, pero jamás su condición o calidad de Dios.
La inteligencia dada por Dios es superior, en el sentido de que no es esclava o dependiente. Tampoco es mecánica o calculadora solamente. No es un armazón de algoritmos condicionados. La inteligencia es libre pero debe humillarse por sí misma a Dios sin perder su albedrío.
La inteligencia con que Dios dotó al hombre es de auto determinio y capaz de valorar lo que es de bienestar común y particular. La inteligencia divina tiene la conservación del prójimo en la misma prioridad de la propia, y con la preferencia por los demás.
También por eso fue hecho en compañerismo. Desde el principio Adán y Eva fueron pensados en pareja y en familia expansible. La psique del hombre no está concebida para una existencia independiente ni autosuficiente. Debía siempre compartir los pensamientos y las acciones.
La capacidad de amar es un factor misterioso en la inteligencia libre, y es lo que le da superioridad. La mente sana tiene el instinto propio de beneficiar al prójimo, y de reconocer su límite ante Dios, ante el prójimo y el medio ambiente.
La inteligencia y la libertad, no son una facultad enciclopédica ni de dominio y conciencia universal. Es decir, no es una capacidad de dominio y abarque global. Pero si tiene conciencia de ser un ente en el universo.
Muy importante es saber que la diferencia de ser Dios y de ser criatura está en la conciencia de un dominio y presencia universal en diferencia de ser dependiente y circunscrito a un espacio.
El hombre perdió hace tiempo su sentido de circunscripción. Quiere abarcar más de lo que es necesario para su felicidad y bienestar. Concentrar posesiones e información desmedida, no trae felicidad ni paz. La aspiración a tener un dominio del saber enciclopédico puede tener una ambición pecaminosa. Claro está que la mente creada por Dios tiene una capacidad para retener conocimientos que ahora no imaginamos.
Pero no debía el hombre afanarse por ningún conocimiento que no fuera para la utilidad y el servicio, y que lo injujese a una ocupación y desempeño estresante.
Detrás de eso está la competencia. Y no es propio de la inteligencia real competir ni desplazar. Toda inteligencia que cierra las posibilidades al prójimo es competitiva y no se limita a la eficiencia y el servicio desinteresado, educativo y preservador.
La inteligencia artificial sustituye al hombre, lo anula, crea esclavos, distrae de lo verdaderamente importante.
En cuanto a la extensibilidad del hombre, fue pensada para desempeñarse en un entorno directo aún cuando tuviera la capacidad y el deber de compartir con otros más distantes.
La concentración del hombre estaría en su familia inmediata y tendría un lugar como domicilio y pertenencia. Su desempeño sería doméstico y su ocupación fundamental el cultivo de la tierra. No debía el ser creado por Dios cambiar la forma de vida original por otra artificial; ni hacer estructuras que desconectaran de lo natural.
La vida construida por las sociedades modernas es realmente un atraso hacia la esclavitud, por ejemplo que sin un vehículo, sin electricidad, sin sistemas de suministro de agua, sin ascensor, sin programación, etc., no se puede vivir. Lo mismo le pasa a la dependencia de la fe.
Aunque Dios le dio al hombre la capacidad de crear e inventar hasta cierto nivel, aún así la condición pecaminosa lo lleva de continuo al mal. La libertad que cree tener realmente es su esclavitud.
No necesitamos una inteligencia que desborde nuestra necesidad real; solo debemos mantenernos es lo que mantiene nuestros principios del servicio a Dios y al prójimo y la conformación familiar. En eso está la felicidad y la paz.
Bendiciones.
Abraham Sánchez 👈
___________________
Toca "Seguir", comparte, comenta.
https://www.facebook.com/AbrahamS.Adventista?mibextid=ZbWKwL