11/11/2025
Estamos hechos para estar en familia, para crecer en manada.
Nadie vino a este mundo para cargar sus procesos en soledad ni para aprenderlo todo sin apoyo.
La familia —la de sangre o la que elegimos— es ese primer espacio donde se nos recuerda que pertenecemos.
Donde aprendemos a amar, a fallar, a pedir perdón y a volver a intentarlo.
Cuando crecemos juntos, sanamos más rápido y aprendemos mejor.
Porque la vida se vuelve más liviana cuando existe un “nosotros” que sostiene.
Al final, estar en familia es recordarnos mutuamente que no estamos solos.