04/05/2025
Fundamento fisiológico en insuficiencia cardíaca
A diferencia del postinfarto, donde el limitante es cardíaco, en la IC crónica el ejercicio está limitado tanto por factores centrales (gasto cardíaco reducido) como periféricos (atrofia y descondicionamiento muscular, disfunción endotelial, menor densidad capilar, alteraciones del metabolismo muscular). El entrenamiento actúa principalmente mejorando la eficiencia periférica: aumenta las enzimas oxidativas musculares, la densidad capilar y la utilización de oxígeno por los músculos, de modo que para un mismo trabajo requieren menor flujo sanguíneo y ventilación, aliviando la carga al corazón. También reduce la activación neurohormonal adversa (baja norepinefrina plasmática, aumenta sensibilidad barorreceptora), lo que conlleva menor frecuencia cardíaca y presión arterial para un submáximo. Los pacientes reportan menos disnea y fatiga tras entrenamiento, en parte por disminución de la acidosis metabólica temprana (mejor aclaramiento de lactato) y mejora de la fuerza de músculos respiratorios. Aunque el ejercicio no suele aumentar significativamente la fracción de eyección en HFrEF, sí mejora el volumen sistólico al ejercicio por mejor llenado diastólico y menor resistencia vascular sistémica. Colectivamente, estas adaptaciones elevan el umbral anaeróbico y la capacidad funcional (incrementos de VO₂pico de 15–25% típicamente). Además, estudios indican que reduce marcadores inflamatorios y puede mejorar ligeramente la calidad endotelial (dilatación mediada por flujo). Importante: mejora la eficiencia mecánica – el paciente puede realizar más actividad con el mismo o menor gasto energético.