19/06/2025
“Tenía escrito ‘no resucitar’… y lo tomaron en serio”
La historia de Diego y un tatuaje que pesó más que la medicina
Diego tenía 30 años.
Era un hombre intenso, filosófico, con ideas firmes sobre la vida… y sobre la muerte.
Había visto a su padre agonizar en una UCI durante semanas conectado a máquinas, sin conciencia, sin dignidad.
Ese episodio lo marcó.
Desde entonces, Diego decía que no quería vivir conectado a tubos ni depender de nadie si llegaba el día.
Estaba sano, fuerte, pero convencido.
Un día se tatuó en el pecho, sobre el lado izquierdo:
“NO RESUCITAR”
En letras negras, claras, imborrables.
Muchos pensaban que era una exageración.
Pero él lo veía como su voluntad firmada con tinta.
Años después, Diego sufrió un accidente de tránsito.
Chocó en moto contra un camión y fue llevado inconsciente al hospital.
Tenía trauma torácico, una hemorragia interna y múltiples fracturas, pero los médicos concluyeron que su condición era grave pero reversible.
Estaba a minutos de ser intubado y llevado a cirugía de emergencia.
Fue entonces cuando le abrieron la camisa…
y vieron el tatuaje.
“NO RESUCITAR.”
La sala quedó en silencio.
El equipo médico debatió:
¿Era ese tatuaje una orden válida?
¿Era simbólico?
¿Legalmente vinculante?
Buscaron a su familia.
Su madre, con lágrimas en los ojos, dijo:
—“Lo dijo muchas veces.
No quería que lo mantuvieran con vida artificialmente.
Por favor… respétenlo.”
Su hermana trajo incluso un video donde Diego, en perfecto estado de salud meses atrás, explicaba por qué lo hizo, y que lo decía “en serio, no como adorno”.
Los médicos tenían dudas, porque la condición era potencialmente tratable.
Pero la autonomía del paciente —si había sido expresada con claridad y sostenida en el tiempo— debía ser respetada.
Y así fue.
No lo reanimaron.
Diego murió esa noche.
Hoy, su historia sigue generando preguntas éticas entre médicos y estudiantes:
🟥 ¿Debe un tatuaje ser considerado una directiva válida?
🟨 ¿Y si el paciente hubiera cambiado de opinión y no lo dijo?
🟩 ¿Qué pesa más: el deseo pasado o la posibilidad presente?
Pero lo que nadie discute es esto:
—“Diego tomó una decisión. Y aunque duele… fue suya.”
Tomado de la web