20/10/2018
Triste ver como se festejan derrotas ajenas, x falta de victorias propias. Lo ideal sería que no le doliese a nadie las virtudes y los talentos ajenos, que no se sienta herida la auto estima, disminuida y profundamente lacerada, x la convicción de que jamás será lo que el otro logró ser.
Que doloroso es para algunos, la convicción de que el otro, tiene eso que a él le falta, y que ese elemento es esencial para llevarle, adonde no se atreve a ir.
Por ese carácter timorato a muchos, se les hace más fácil criticar desde su pequeño cuarto oscuro, enturbiar la imagen del envidiado ante otros, que superar el miedo a la luz intensa, que provoca el éxito, se sienten más seguros dentro de una mediocre muralla, que ante los clores brillantes, que los hace enfrentar a su realidad, que es como un espejo sucio que le dispara en la cara
esa verdad, que les duele
Preferiblemente se juzga al otro, metiéndolo a la fuerza dentro del espacio pequeño, de sus propias limitaciones