30/10/2025
Cada vez más jóvenes entre 25 y 45 años mueren de infarto.
Y no, no es por fumar o beber…
Es porque viven al límite sin darse cuenta.
Dormimos mal.
Vivimos estresados.
Comemos rápido, con el celular en la mano y la mente en otro lado.
Y mientras tanto, el corazón… empieza a pedir ayuda.
Un año antes del infarto, el cuerpo ya avisa:
fatiga constante, falta de aire, dolor en la espalda o en el brazo izquierdo,
hinchazón en los tobillos, ansiedad o sudoración sin motivo.
Pero nadie escucha.
La comida ultraprocesada, el exceso de azúcar, el alcohol, el tabaco
y la vida sedentaria están enfermando corazones cada vez más jóvenes.
Y muchos ni siquiera se revisan porque “se sienten bien”.
El corazón no se rompe de un día para otro…
Se cansa poco a poco.
Escúchalo a tiempo.