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23/05/2025
19/05/2025
02/04/2025
28/03/2025
27/03/2025

Queridos amigos, el comentario que hoy les comparto trata de un concepto bastante frecuente en el habla popular: el temperamento. Curiosamente, parecería que es un término obsoleto en la psicología moderna, pero he encontrado que no es tan así. Ahí les va.

EL TEMPERAMENTO DESDE LA PSICOLOGÍA MODERNA

El temperamento es un constructo psicológico que se refiere a las diferencias individuales en el comportamiento y la personalidad. Desde la antigüedad, el temperamento ha sido objeto de estudio y debate en la filosofía y la psicología. Hipócrates propuso cuatro tipos de temperamento basados en los humores corporales: el sanguíneo, asociado con personas alegres y sociables; el colérico, caracterizado por individuos enérgicos e impulsivos; el melancólico, relacionado con personas sensibles y reflexivas; y el flemático, propio de individuos tranquilos y racionales. Sin embargo, esta clasificación ha quedado desactualizada debido a los avances en neurociencia y psicología, que han demostrado que el temperamento es resultado de factores genéticos y neurobiológicos más complejos que la teoría humoral.

Según la psicología moderna, el temperamento se define como las diferencias individuales consistentes en el comportamiento que tienen una base biológica y son relativamente independientes del aprendizaje, el sistema de valores y las actitudes (Rothbart, 2011). Esto significa que el temperamento es una característica innata y estable que influye en la forma en que las personas perciben, procesan y responden a la información y las situaciones.

La investigación en psicología ha identificado varios rasgos de temperamento que se consideran universales y estables a lo largo de la vida. Algunos de los rasgos más comunes incluyen la extraversión, la ansiedad, la impulsividad y la regulación emocional (Tackett & Lahey, 2017). Estos rasgos se consideran dimensiones continuas, lo que significa que las personas pueden variar en grado en cada uno de ellos.

Estudios como los de Koraly Pérez-Edgar analizan su relación con la ansiedad en niños, mientras que el Estudio Dunedin ha demostrado su influencia en la adultez, incluyendo la predisposición a adicciones. Además, investigaciones sobre el TDAH han encontrado vínculos entre ciertos rasgos temperamentales, como la impulsividad y la baja persistencia, con este trastorno. Estos hallazgos destacan el papel del temperamento en la comprensión del comportamiento humano y el diseño de intervenciones psicológicas.

La psicología moderna también ha destacado la importancia de la interacción entre el temperamento y el entorno en la formación de la personalidad y el comportamiento. Según la teoría de la interacción entre el temperamento y el entorno, las personas con diferentes perfiles de temperamento pueden responder de manera diferente a las mismas situaciones y estímulos (Bates, 2012). Esto sugiere que el temperamento puede influir en la forma en que las personas perciben y responden a su entorno.

La psicología moderna destaca la idea del temperamento como una propiedad psicobiológica, estable a lo largo de la vida y en interacción con el entorno. La investigación en este campo tiene importantes implicaciones para la comprensión de la personalidad y el comportamiento humano, y puede sustentar el desarrollo de intervenciones y tratamientos no solo para una variedad de trastornos psíquicos, sino también para la educación.

21/03/2025

Hoy tuve la enorme alegría de reencontrarme con Patricio Meza y su mamá, a quienes conocí en FLENI cuando era jefe de Neurología Cognitiva, Neuropsicología y Neuropsiquiatría. Patricio estuvo en estado de conciencia mínima tras un traumatismo craneoencefálico. En ese entonces, realizamos una investigación pionera que demostró que, aunque no pudiera expresarse y no era clínicamente detectable, procesaba emociones. Este hallazgo impulsó numerosas investigaciones posteriores. Actualmente, Patricio estudia programación y, junto al dr. Máximo Zimerman, líder en Neurorehabilitación en Centro Cites Ineco, estamos explorando tratamientos de vanguardia para mejorar su calidad de vida.

19/03/2025

Estimados amigos, hoy quiero hablarles sobre un tema que, para muchos, puede resultar más interesante, especialmente para quienes no son psicólogos: el amor. A menudo abordado desde las artes y con menos frecuencia desde la ciencia, este concepto suele estar rodeado de cursilería y lugares comunes.
¿AMOR O APEGO? ¿QUÉ NOS DICE LA PSICOLOGÍA?
El amor y el apego son dos conceptos que, aunque estrechamente relacionados, no son equivalentes. Desde la psicología, ambos se han estudiado ampliamente para comprender su influencia en las relaciones interpersonales. Mientras que el amor es un fenómeno complejo que involucra emociones, cogniciones y comportamientos, el apego hace referencia a la forma en que las personas se vinculan afectivamente con los demás. Dentro de los estilos de apego, el apego seguro se asocia con relaciones saludables, pero ¿es sinónimo de amor?
La teoría del apego, formulada por John Bowlby (1969) y expandida por Hazan y Shaver (1987) en el contexto de las relaciones adultas, sostiene que la forma en que los individuos establecen vínculos en la infancia influye en su manera de amar en la adultez. Existen tres estilos principales de apego: seguro, ansioso y evitativo. El apego seguro se caracteriza por la confianza y la capacidad de establecer relaciones íntimas sin miedo al abandono, mientras que el ansioso y el evitativo pueden generar inestabilidad emocional en las relaciones.
Por otro lado, el amor es un fenómeno más amplio y diverso. Robert Sternberg (1986) propuso la "teoría triangular del amor", donde identifica tres componentes fundamentales: intimidad, pasión y compromiso. La combinación de estos elementos da lugar a distintos tipos de amor, desde el amor romántico hasta el amor compañero o consumado. Además, la investigación en neurociencia (Fisher et al., 2016) ha demostrado que el amor activa regiones del cerebro relacionadas con la recompensa y la motivación, reforzando la idea de que es un proceso con bases biológicas.
Si bien un apego seguro facilita el desarrollo de relaciones amorosas saludables, el amor puede existir sin un apego seguro. Es decir, una persona con apego ansioso o evitativo también puede experimentar amor, pero este estará mediado por patrones de inseguridad o evitación emocional. Además, el amor no se limita a las relaciones de pareja, sino que abarca vínculos familiares, amistosos y hasta filantrópicos, lo que lo diferencia del apego, que está más vinculado a la necesidad de seguridad en la relación.
El amor y el apego seguro no son sinónimos, aunque pueden complementarse en relaciones saludables. El apego seguro permite una expresión del amor más equilibrada, pero el amor trasciende la dimensión del apego, incluyendo una variedad de experiencias emocionales y cognitivas. Comprender esta diferencia es fundamental para mejorar las relaciones interpersonales y fomentar vínculos afectivos más sanos y satisfactorios.

25/04/2024

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