
21/04/2025
Estoy criando a mis hijos para que entiendan algo esencial: los hermanos no son rivales, son equipo de vida.
Quiero que comprendan que sus caminos pueden ser distintos, pero su corazón debe latir en sincronía.
Que no hay espacio para la envidia entre ellos, solo para los aplausos sinceros cuando uno brille.
Y si uno tropieza, el otro no pregunta... extiende la mano, sin condiciones.
No se trata de contarse favores, sino de construirse mutuamente.
Respétense. Ámense. Cuídense sin excusas, sin fechas, sin límites.
Porque los amigos pueden cambiar, pero un hermano es para siempre.
Hoy, mañana y hasta el último de sus días.