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                                            🧠 Cuidar a alguien con una neurodivergencia puede sentirse como una responsabilidad que solo tú puedes llevar. No porque los demás no quieran ayudar, sino porque muchas veces sientes que nadie lo entenderá igual que tú.
Esa necesidad de control, el miedo a ser juzgado o la culpa por “no poder con todo”, hacen que pedir apoyo se vuelva casi imposible. Pero el aislamiento pasa factura: el cuerpo se tensa, la mente se agota y el corazón se sobrecarga. 💔
Una red de apoyo no quita tu papel de cuidador, lo fortalece. Te da espacio para respirar, compartir lo que callas y recordar que también tienes derecho al descanso y a la vida fuera del cuidado. 🤝
En el Club de Vida con Neurodivergencias, acompañamos a cuidadores que, como tú, buscan sostener sin romperse y aprender a cuidarse mientras cuidan. 💙
                                                       
 
                                                                                                     
                                                                                                     
                                                                                                     
                                                                                                     
                                                                                                     
                                                                                                     
                                                                                                     
                                                                                                     
                                         
   
   
   
   
     
   
   
  