21/08/2024
He encontrado una revista que guardo desde el año 2000, se llamaba EN CARTEL y se publicaba en Madrid (lo que quiere decir que he portado esta revista en la mudanza masiva que realicé desde Europa en el 2007.
Guardé esta revista por curiosidad hemerográfica, pero sustancialmente por este artículo de un joven Leopoldo Alas con quien frecuentábamos la bohemia fugaz y gay de esa ciudad térmica, como la recuerdo cuando pienso en él -su foto es tal y como quiero recordarlo por siempre, aunque luego haya cambiado un poco.
Ya no está Austen ni Vidal, quienes fallecieron un poco después de la publicación de este actualísimo (para el momento) artículo, ni tampoco Leopoldo, que el destino me lo arrancó un verano cuando, de vuelta por Madrid, después de mi partida, ya no me contestó nunca más.
Siempre te pienso, Leo. No puedo estar más de acuerdo, nostálgico y feliz de reproducir tus palabras:
"S**O Y APARTE
Leopoldo Alas Mínguez
El americano Gore Vidal, mediocre novelista pero brillante observador de la realidad social, ha compartido su vida durante cuarenta años con Howard Austen, y según cuenta Mario Muchnick en Lo peor no son los autores, la estabilidad de su relación se debe a que ambos supieron fundarla desde el principio en la prohibición explícita del s**o como condición indispensable para vivir en pareja.
Es una prueba de lucidez y de sentido práctico, a contrapelo de una época que, a través de la publicidad y los medios de comunicación, santifica a la pareja propagando la equivocada idea de que el s**o es lo que la une y la mantiene, que una vida s*xual sana equivale a una vida conyugal sana; cuando precisamente casi todo lo insano y lo negativo le sobreviene a la pareja por el s**o: las dependencias, los sometimientos, los reproches , los chantajes, las infidelidades, los celos .
No se trata de recuperar la hipócrita institución del amante, que aunque da fuelle a tantas parejas gastadas, se basa obligatoriamente en el engaño y la mentira; sino de asumir con mutua confianza que la vida s*xual de cada uno es propia, que el s**o es algo demasiado íntimo y personal como para compartirlo y acotarlo. ¿Quién en plenas facultades se atreve a negar que uno de sus mayores atractivos es la variedad? ¿Cómo puede ser sana la vida s*xual en pareja si a nuestro alrededor todo son reclamos para el deseo, que difícilmente puede limitarse a un único objeto porque es caprichoso, insaciable, impaciente y curioso por naturaleza?
El modelo de pareja que alumbró el romanticismo, fundado en la ilusoria comunión de las almas y en la pasión de los cuerpos, sólo ha provocado sinsabores. Un proyecto de vida en común está llamado al fracaso si se articula en torno al s**o porque, en cuanto éste falla, pierde su eje y su razón de ser. Las parejas heteros*xuales sobreviven en parte gracias a la reproducción; los hijos tienden a compensar el apagamiento erótico. Pero en el caso de las parejas homos*xuales, como demuestra el ejemplo Vidal/Austen, al extraer el s**o de la relación todo cobra sentido por sí mismo (el afecto, la convivencia, las costumbres y las aspiraciones comunes) sin necesidad de ser remitido a una pulsión erótica que, mientras dura, lo explica y lo justifica, pero que lo arruina definitivamente cuando se agota. Habrá quien diga que una relación con el s*x o aparte no difiere mucho de la amistad; pero aun así, estaríamos ante una amistad enriquecida por la intimidad física y cotidiana, más satisfactoria que atar corto al s**o y llenar de quimeras el corazón."