26/06/2025
🔅🕯️Aunque es invisible al ojo humano, nuestro cuerpo genera fotones ultra‑débiles (UPE) como subproducto de procesos metabólicos. Un artículo de BBC Science Focus reporta un estudio dirigido por el Dr. Daniel Oblak de la Universidad de Calgary, que confirmó estas emisiones en organismos vivos y su desaparición tras la muerte. Además, una revisión publicada por Van Wijk et al. en Forsch Komplementarmed (2005) documentó mediciones de esta tenue luz en el cuerpo humano, detectando desde decenas hasta cientos de fotones por centímetro cuadrado cada segundo. Esta luminiscencia surge de reacciones bioquímicas normales y su intensidad se ve alterada por distintos estados fisiológicos.
Curiosamente, la emisión de esta tenue luz puede intensificarse bajo estrés oxidativo, como ocurre cuando la piel se expone a radiación ultravioleta. Estudios demuestran que tras recibir radiación UV, la piel humana aumenta significativamente la emisión de fotones, fenómeno que disminuye al aplicarse antioxidantes o bloqueadores solares. También se ha comprobado que la cantidad de luz emitida fluctúa a lo largo del día, influenciada por ritmos metabólicos y hormonales como los niveles de cortisol. Estas variaciones podrían ofrecer información valiosa sobre el estado biológico y emocional de una persona, sin necesidad de procedimientos invasivos.
El potencial de estas emisiones ultra‑débiles como herramienta médica es enorme. Investigadores creen que podrían utilizarse para monitorear el estado metabólico, detectar estrés celular, evaluar el envejecimiento cutáneo o identificar alteraciones bioquímicas tempranas relacionadas con enfermedades. Aunque la tecnología para captarlas requiere cámaras ultrasensibles y condiciones de oscuridad controlada, cada vez más evidencia científica respalda que nuestro cuerpo, literalmente, brilla. Un fenómeno natural fascinante que conecta la biología con la física cuántica y podría revolucionar la medicina preventiva.