29/10/2025
Los hongos comparten más ADN con los humanos que con las plantas.
Parece increíble, pero la ciencia lo confirma. Los hongos son genéticamente más cercanos a los humanos que a las plantas. Aunque parezcan plantas, los hongos pertenecen a una rama de la vida completamente distinta que se separó de los animales hace unos 1.100 millones de años. A nivel celular y bioquímico, los hongos tienen más en común con las personas que con los árboles junto a los que crecen.
Tanto los humanos como los hongos almacenan energía en forma de glucógeno, no de almidón como lo hacen las plantas. Los hongos también producen quitina, un compuesto resistente que se encuentra en los caparazones de los insectos, y respiran oxígeno mientras liberan dióxido de carbono, igual que nosotros. Los estudios demuestran que casi el 50 % del ADN humano coincide con ciertas especies de hongos. Algunos incluso responden al estrés y se comunican mediante señales químicas que se asemejan a la forma en que las células humanas envían mensajes dentro del cuerpo.
Este descubrimiento es mucho más que una curiosidad científica. Abre las puertas a nuevos medicamentos, materiales y tecnologías. Se están estudiando compuestos de hongos como la psilocibina por su capacidad para tratar la depresión, el trastorno de estrés postraumático (TEPT) y la adicción. La red de hongos, similar a una raíz, llamada micelio, inspira a los investigadores a crear materiales ecológicos que podrían reemplazar los plásticos, limpiar suelos contaminados e incluso construir viviendas sostenibles. La estructura autoorganizada del micelio también impulsa avances en inteligencia artificial y redes neuronales.
Aprender sobre los hongos significa aprender sobre nosotros mismos. Estos organismos ancestrales nos recuerdan la profunda conexión que existe entre la vida en la Tierra. Cada hongo que brota del suelo cuenta una historia de ascendencia compartida, creatividad biológica y el inagotable poder de la evolución.
Así que la próxima vez que veas un hongo en el bosque, recuerda que no es solo una planta. Es uno de nuestros parientes más antiguos y fascinantes, que trabaja silenciosamente para sustentar la vida en este planeta.