02/03/2020
RESTAURAR no es lo mismo que reforestar
Si amas la naturaleza tanto como nosotros y te preocupa el calentamiento global y la pérdida de biodiversidad, seguramente sientes la necesidad urgente de reforestar bosques talados.
Quizás tienes la idea de que sembrar árboles es lo primero que hay que hacer. Quizás tengas la idea romántica de pasar una mañana plantando cientos de árboles, ayudando al medioambiente.
Pero quizás no sea la mejor manera de causar el impacto que buscas.
Reforestar no es lo mismo que restaurar un ecosistema.
Cubrir un terreno con cientos de árboles del mismo tipo crea bosques de muy baja biodiversidad (si es que sobreviven los árboles plantados) y no reconstruye el hábitat de las miles de especies de plantas y animales que habitaban el terreno antes de su deforestación.
Restaurar un ecosistema implica devolver la mayoría de flora y fauna que había antes en ese espacio y poner el bosque en la misma trayectoria de antes.
Requiere entrevistar a los antiguos habitantes de la zona, observar zonas parecidas, leer estudios científicos y conversar con expertos.
Implica revivir el suelo erosionado y maltratado por los fertilizantes químicos, el sol, el viento y la lluvia, o quitar la maleza y la hierba introducidas que no permiten que crezca la vegetación nativa.
Hongos, bacterias, microbios y bichos tienen que volver a poblar la arcilla y el lodo, de lo contrario, los árboles no sobreviven.
Hay que sembrar distintos tipos de árboles nativos, a distancias indicadas para evitar su competencia, y cuidarlos hasta que puedan defenderse de los insectos que van a venir buscando comida.
En una restauración ecológica, los árboles y arbustos pioneros brindan sombra y nutrientes al suelo, para luego morir y dar paso a los árboles y arbustos permanentes.
A lo largo de muchos años, este proceso genera un equilibrio en la interacción entre todos los habitantes del bosque y una riqueza en biodiversidad que permite que ese ecosistema resista los golpes del calentamiento global con más eficacia.
El suelo lleno de microorganismos secuestra toneladas de CO2 de la atmósfera y los árboles sembrados adecuadamente brindan refugio a los animales que necesitamos los humanos para nuestras cosechas (polinizadores, por ejemplo).
Solo en el Ecuador hay 25 distintos ecosistemas de bosque amazónico, cada uno con millones de especies distintas de flora y fauna. Reforestarlos con un solo tipo de árbol no es una solución adecuada ni justa para sus habitantes.
Recuperar ecosistemas y cuidar nuestra biodiversidad es mucho más complejo y requiere de más financiamiento, atención y apoyo.
Sin embargo, restaurar ecosistemas es esencial para nuestra superviviencia.
¿Te unes?
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