01/12/2025
¿Ha evolucionado la forma en cómo nos relacionamos las mujeres en vínculos sexoafectivos? ¿Seguimos siendo víctimas del amor romántico que nos incita a esperar a nuestro "príncipe encantador"? ¿Continúa siendo el cuento de hadas un terreno infértil y sumamente nocivo para las mujeres hoy en día?
En los últimos años las mujeres están escribiendo y dirigiendo acerca de terror corporal, algo que tiene mucho sentido pues quién sino nosotras para exponer como experimentamos la presión social por la belleza, la juventud y la perfección.
La película "La hermanastra fea" de la directora Emilie Blichfeldt captura magistralmente la competencia desgarradora que vive Elvira para transformarse en la mujer más bella de todo el reino, cuyo objetivo está sustentado en su sueño de ser la esposa del príncipe Julián.
La pregunta subyacente es: ¿cuánto cambiamos las mujeres en nombre del amor?
Cambios no son sólo a nivel físico (cirugías, maquillaje, dietas, fajas, cremas antiarrugas, tintes para cubrir canas, todo un bagaje de productos para conservar la belleza y la juventud) psicológicamente el terreno amoroso continua siendo un campo minado para las mujeres que todavía no han cuestionado el amor romántico, porque *spoiler* la automutilación emocional existe...siempre podemos ser más pacientes, más comprensivas, menos exigentes...porque no vaya a ser que nos agarren los 30's y aún no hayamos sido elegidas por nuestro príncipe encantador. Y no, esto no es una fantasía, persiste todavía un deseo latente en muchas mujeres sobre ser "elegida/salvada" y cuanto mejor si es "para toda la vida".
¿Hasta dónde podemos llegar las mujeres en la persecución de un ideal romántico?
La película pone de manifiesto tópicos contemporáneos muy importantes: la idea del sacrificio, la transacción económica y corporal, la violencia ejercida sobre el cuerpo femenino y el poder de la sororidad.
En una sociedad que nos inculca que la belleza es el precio a pagar para ser, o sentirse, merecedora de amor. La verdadera liberación comienza cuando las mujeres nos negamos a pagar con nuestros cuerpos el derecho a ser amadas.