14/07/2025
🧑⚕️Unos nuevos lentes para mirar la vejez
El otro día, un amigo me dijo que ya no dice cuántos años tiene, ahora dice que tiene "ticinco". Pero una mañana despertó y notó que su visión estaba fallando. Fue al oftalmólogo y le diagnosticaron presbicia, un cambio natural de la visión propio del envejecimiento. ¡Casi se muere! Tantos años ocultando su edad y la vida lo había delatado en un instante.
Mi nombre es Evelyn Campoverde, soy médica geriatra. En los últimos años me he dedicado a promover el envejecimiento activo y saludable, demostrando que la autonomía, el bienestar y la calidad de vida también son posibles en Ecuador, no solo en países del primer mundo. Sin embargo, debo reconocer que la vejez tiene muy mala prensa.
En consulta escucho frecuentemente frases como: “Esto es normal a mi edad”, “Estoy muy viejo para eso” o “Ya me quedé para vestir santos”, en esta última me incluyo y quizás varias personas presentes aquí también. Estas frases duelen porque afectan nuestro orgullo, nuestra salud emocional y nuestra percepción del futuro.
Solemos decir que "la edad es solo un número". Pero, si es así, ¿por qué tiene tanto poder sobre nosotros? ¿Por qué influye en nuestras oportunidades laborales, calidad de vida, bienestar y salud? La edad es relativa; podemos ser demasiado jóvenes para algunos roles políticos o demasiado mayores para ciertos roles como la maternidad biológica. Esto depende del entorno, la cultura y la educación.
La discriminación por edad, conocida como edadismo, es tan común que muchas veces no la notamos. La aprendemos desde pequeños y nos condiciona sin darnos cuenta. El edadismo puede manifestarse a nivel institucional, interpersonal y también personal, limitando nuestra capacidad para vivir plenamente.
El edadismo es como ese vecino hablador que opina sin conocer la historia completa, pero peor aún porque a veces vive dentro de nosotros mismos.
Según la Organización Mundial de la Salud, el edadismo puede reducir nuestra esperanza de vida, empeorar nuestra salud física y mental, y aumentar el aislamiento social. ¿Realmente queremos darle tanto poder a estos pensamientos negativos?
Hoy vivimos más años que nunca antes en la historia. En Ecuador y América Latina, la expectativa de vida promedio es de 76 años, pero la expectativa de vida saludable es solo de 67 años. Es decir, en promedio, pasamos casi una década con limitaciones físicas o mentales, esto empeora si se suman otras discriminaciones como ser mujer o vivir en pobreza. Mi objetivo es reducir esta brecha y vivir esos años adicionales con calidad. Este propósito es lo que me da valor para estar aquí, hablando ante ustedes hoy.
Hay cosas que mejoran con la edad: ganamos sabiduría, resiliencia, cambiamos prioridades, disfrutamos más de la vida, tenemos mejor bienestar emocional y físico subjetivo y mayor satisfacción vital. Claro, también enfrentamos retos como los duelos por pérdidas, la disminución en nuestra capacidad física y mental, y necesitamos más tiempo para recuperarnos de las dificultades.
Sin embargo, aprendemos a enfrentar los duelos y nos mantenemos firmes, construyendo un legado significativo para futuras generaciones.
Nos necesitamos mutuamente. Las interacciones positivas entre generaciones son una herramienta clave contra el edadismo; reducen el estrés, transmiten conocimiento y aumentan la felicidad. Entonces, ¿por qué seguir alimentando prejuicios que solo nos dividen y dañan?
Es hora de cambiar nuestros lentes y mirar la vejez desde otra perspectiva, valorando cada etapa de nuestra vida. Envejecer no es el fin del juego, sino un cambio de ritmo, quizás más lento y con rodillas crujientes, pero lleno de experiencia, aprendizaje y sabiduría.
Envejecer es un triunfo social. Piensen en cuántas personas se fueron antes de lo esperado y ya no están aquí.
¿Sabían que las personas con una percepción positiva sobre el envejecimiento viven, en promedio, siete años más? Becca Levy, una brillante investigadora, demostró que nuestra actitud hacia la vejez puede prolongar la vida incluso a nivel molecular.
Algunos dirán: "No, Evelyn, yo no quiero vivir tanto, máximo hasta los 60". Pues les tengo noticias: el envejecimiento es universal, progresivo. Es una realidad mundial y también local. Así que les dejo esta pregunta para reflexionar: ¿qué harán ustedes con esos años adicionales de vida? Mi consejo: 🧑⚕️Usen unos lentes de optimismo y un pensamiento de longevidad.
Gracias.