11/09/2025
𝐋𝐚 𝐚𝐧𝐬𝐢𝐞𝐝𝐚𝐝 no siempre se origina únicamente en la mente; en muchos casos tiene una raíz intestinal. El intestino, conocido como el “segundo cerebro” por su estrecha relación con el sistema nervioso, influye directamente en nuestras emociones y estados de ánimo. Un desequilibrio en la microbiota intestinal, acumulación de toxinas o la presencia de parásitos puede desencadenar síntomas de ansiedad, insomnio, irritabilidad y falta de concentración.
Por ello, además de las terapias emocionales, es importante prestar atención al aspecto digestivo e intestinal. Existen protocolos complementarios que ayudan a restablecer la función intestinal y, con ello, disminuir la carga que potencia la ansiedad:
𝐏𝐫𝐨𝐭𝐨𝐜𝐨𝐥𝐨 𝐄𝐧𝐞𝐦𝐚 (𝐥𝐚𝐯𝐚𝐝𝐨 𝐢𝐧𝐭𝐞𝐬𝐭𝐢𝐧𝐚𝐥):
Permite limpiar el colon de residuos acumulados, disminuyendo la fermentación y producción de toxinas que alteran el sistema nervioso. Al liberar el intestino, se genera una sensación de ligereza y bienestar, impactando positivamente en el equilibrio emocional.
𝐏𝐫𝐨𝐭𝐨𝐜𝐨𝐥𝐨 𝐎𝐫𝐚𝐥:
Consiste en la ingesta de soluciones o suplementos que favorecen la limpieza y regeneración intestinal. Su acción es progresiva y ayuda a restablecer la microbiota, mejorando la digestión, la absorción de nutrientes y el estado general de la salud.
𝐃𝐞𝐬𝐩𝐚𝐫𝐚𝐬𝐢𝐭𝐚𝐜𝐢𝐨́𝐧:
Muchas veces la ansiedad y el malestar se deben a la presencia de parásitos intestinales, los cuales interfieren en la absorción de nutrientes y liberan sustancias que alteran el sistema nervioso. Un plan de desparasitación periódico, acompañado de una dieta adecuada, fortalece el organismo y disminuye la carga de toxinas.
𝗘𝗻 𝗰𝗼𝗻𝗰𝗹𝘂𝘀𝗶𝗼́𝗻, atender la ansiedad desde una visión integral incluye mirar hacia el intestino. Protocolos como el e***a, la vía oral y la desparasitación, aplicados con constancia y acompañados de una alimentación balanceada, pueden convertirse en un apoyo clave para recuperar la calma, el equilibrio y una mejor calidad de vida.