22/10/2017
Porque el conocimiento y el estar infotmado hace que el miedo sea menor y mas llevadero.
DOLOR EN EL PARTO
Uno de los grandes temas del parto es el DOLOR. Las embarazadas llegan con temor sin saber cuál es la dimensión del mismo. Y esto tiene que ver con y dos grandes malentendidos: la información de que es posible parir sin dolor, y a la inversa, que es imposible de tolerar. Ninguna de las dos cosas es cierta.
Puede haber partos con sensaciones muy leves, pero el dolor nunca esta ausente. Los partos son CON DOLOR, pero este es muy especial: intermitente, no permanente. Coincide con cada contracción, pero cuando ésta pasa, desaparece y esto es lo que lo hace tolerable. Además, cada una dura menos de un minuto. Saberlo aumenta mucho las posibilidades de tolerarlo. Por otra parte conlleva goce.
La sensación que la mujer percibe es la de cómo su cuerpo se abre para dejar pasar al bebé: la molestia, la alegría y el goce van juntos. ES ALGO INDESCRIPTIBLE. La mujer al dar a luz, se encuentra por primera vez con un tipo de dolor, tal vez el único que existe, que es fisiológico, que forma parte de lo natural, que no es un síntoma de que algo esta dañado en el organismo, y que además puede vivirse placenteramente. Es una experiencia impensada hasta que no la atraviesan.
El dolor del parto no es un aviso de que hay algo en el cuerpo que no anda bien, sino de que el cuello del útero se esta abriendo para que nazca el bebé . Creo que el sentido es permitirle a la mujer hacer el proceso fenomenal de desestructuración que significa el parto. Ella se tiene que abrir para darle paso a otro ser, y tiene que experimentar sensaciones muy intensas para darse semejante permiso.
Como el dolor del parto no es constante, se sumerge treinta segundos en la contracción y después pasan cinco, tres o dos minutos en los que no lo tiene. Este oleaje en el que se zambulle de a poco, y con tiempos de descanso, es lo que le permite hacer el camino.
La sensación de romperse, dejar salir a otro, y rearmarse, invade todo el ser de la mujer. Por eso después vienen los famosos cuarenta días de puerperio. No son solo el útero y los demás órganos los que tienen que volver a su lugar, es también ella la que tiene que volver a estructurarse.
El parto es una bisagra en su vida, y un punto fundamental de esa inflexión es atravesar el dolor. Cuando sentimos el dolor a nivel físico solemos quedarnos quietos, retraernos. Lo mismo ocurre a nivel emocional, nos “metemos para adentro” y dejamos de prestar atención a cualquier cosa del afuera. Perdemos hasta la noción del frio o el calor.
Genera un estado alterado de conciencia. Cuando una gestante pare, se desprende de una parte del propio cuerpo. Aun cuando intelectualmente sepa que el niño es otra persona, separada de ella, él esta adentro, forma parte de su mamá hasta que nace.
Entonces, ¿como hace una parturienta para dejarlo ir, para desprenderse de una parte de si misma? Tiene que soltar el control, y la única manera de lograrlo es “entrando en otro mundo”. Esa posibilidad se la da el dolor, el estar “como en otro planeta”, ausente de pensamientos. Esto facilita que el cerebro troncal se despliegue libremente, que fluya sin contradicciones. A una parturienta sumergida en esa intensísima sensación no se le puede pedir que piense, para eso estamos los otros. Ella tiene que poder fluir en sus vaivenes.
Puede ocurrir que sea tan intenso, y la mamá esté tan asustada, que se transforme en sufrimiento. Es decir: dolor al que se suma angustia, miedo y maltrato. Quizá en vez de salir se queda en una sensación de padecimiento constante, porque no hace a tiempo a emerger cuando ya llega la próxima.
Las situaciones placenteras hacen que el cuerpo genere endorfinas que disminuyen el dolor. Y no hay nada tan sencillo como darle placer a otro. Una mano que acaricia, un cuerpo que contiene, un baño de agua tibia, música suave, una sonrisa, una vuelta por el parque, tomar helado, son algunos de los muchos “analgésicos” naturales que pueden usarse para disminuir su nivel de ansiedad y dolor”.
Parir en libertad: En busca del poder perdido
De: Raquel Schallman
Ilustración: Mariana Ruiz Johnson. el gatoyla caja.com
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