29/07/2024
Es muy importante que se tenga en cuenta cómo funciona el cerebro en situaciones límite, para valorar por qué alguien que está en esa situación no ve que se ha terminado la amenaza y sigue actuando.
Se pide actuar de manera racional ante situaciones irracionales. No se tiene en cuenta la propia naturaleza del ser humano que responde de manera atávica ante una situación de estrés de combate, o huye o se enfrenta, igual en todo el reino animal, y si se enfrenta el propio cerebro emite órdenes instintivas que impiden valorar el medio racional empleado y que imposibilitan utilizar la ficción jurídica de la mínima fuerza imprescindible y obligan a usar toda la necesaria.
No hay manera de valorar la proporcionalidad cuando sientes que peligra tu vida o la de terceros. Tampoco la hay de desescalar en segundos por el hecho de que la amenaza haya caído al suelo, nuestro cerebro no es capaz de desescalar la tensión en segundos. Sigue siendo una amenaza para tu psique. La parte atávica de tu comportamiento, la que toma las riendas, tiende a anular la amenaza y a seguir golpeando o aparentando el gatillo a pesar de que el cargador este ya vacio sin ser consciente de ello. Es gracias a este impulso como durante siglos hemos sobrevivido.
No es una cuestión volitiva, el cerebro emite impulsos de supervivencia en situaciones de estrés agudo. No podemos racionalizar una pelea. El malo, el que empieza la acción antijurídica debe ASUMIR el resultado de lo que pase después.
