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B I E N V E N I D O S
Espero ser un humilde intermediario y multiplicador entre nosotros y las herramientas e informaciones que sintamos que nos sean útiles... Que nos pueda ayudar en la formación y desarrollo del "SER" Humano en forma integral, más allá de los conocimientos intelectuales que sólo se limitan a la Mente. Entiendo que el desarrollo del "SER" Humano pasa por el reconocimiento del Alma al que pertenecemos, y la Espiritualidad, (Más allá de cualquier Religión o de ninguna de ellas), de la migración de"Personaje" a "Persona", y el verdadero camino del crecimiento, evolución o desarrollo parte desde el auto-conocimiento para luego poder desarrollar nuestra propia Espiritualidad. Pero recordemos que el auto-Conocimiento debe ser honesto y sincero, aunque no nos guste lo que podamos encontrar... porque justamente es en ello en lo que debemos trabajar...

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Avi Loeb alerta de nuevo sobre el 3I/ATLAS: podría estar activando sus motoresHistoria de Ignacio, Gesteira Alcalde El c...
18/11/2025

Avi Loeb alerta de nuevo sobre el 3I/ATLAS: podría estar activando sus motores
Historia de Ignacio, Gesteira Alcalde

El cometa 3I/ATLAS continúa despertando las teorías más inverosímiles durante su travesía a lo largo del sistema solar. Semanas antes de su máximo acercamiento a la Tierra, el objeto ha reaparecido detrás del Sol, permitiendo a los astrónomos retomar su estudio y alimentando aún más las especulaciones en torno a su naturaleza.

"Los propulsores tecnológicos que apuntan su escape hacia el Sol acelerarían alejándose del Sol", señaló Loeb en su última ublicación de blog. Para el profesor, esta maniobra posterior al perihelio podría corresponder a la estrategia de una nave espacial que busca ganar velocidad mediante una asistencia solar no gravitacional.

Esta no es la primera vez que el profesor relaciona el cometa con los alienígenas. A principios de septiembre ya había hablado de la “anticola” del cometa, cuando esta se hizo visible en imágenes captadas por el Telescopio Espacial Hubble de la NASA en agosto. Estas observaciones reforzaron, según Loeb, la posibilidad de un origen artificial.

Unas suposiciones que no convencen a la comunidad científica
Estas afirmaciones de Loeb han causado confusión en la comunidad científica acerca de la supuesta veracidad de sus palabras. Uno de ellos ha sido Jason Wright, astrónomo de la Universidad Estatal de Pensilvania, que en septiembre refutó estas afirmaciones. Wright explicó que fenómenos similares ya habían sido observados y estaban asociados a grandes granos de polvo eyectados, no a actividad tecnológica.

UN MINUTO DESPUÉS de la MUERTERusty Wright"Me estaba muriendo. Escuché cuando doctor me declaró mu**to. Mientras estaba ...
17/11/2025

UN MINUTO DESPUÉS de la MUERTE
Rusty Wright

"Me estaba muriendo. Escuché cuando doctor me declaró mu**to. Mientras estaba acostado en la mesa de operaciones del hospital grande, un zumbido fuerte y rudo comenzó a retumbar en mi cabeza. Al mismo tiempo, sentí que me estaba moviendo a lo largo de un túnel largo y oscuro. Entonces, de pronto, ¡me encontré fuera de mi cuerpo físico! Como un espectador, observé los intentos
desesperados del doctor por revivir mi cadáver.

"Pronto... me encontré con un "ser" de luz que me mostró una recapitulación instantánea de mi vida y me ayudó a evaluar mis hechos pasados.

"Finalmente entendí que mi tiempo de morir no había llegado aún y que tenía que regresar a mi cuerpo. Me resistí, porque había encontrado que mi experiencia después de la muerte había sido bastante placentera. Pero, sin embargo, de alguna forma me reuní con mi cuerpo físico y viví"{1} Muchas personas han informado de experiencias cercanas a la muerte (ECM). ¿Qué quieren decir? ¿Qué ocurre cuando nos morimos?

Mientras escribía un libro sobre este tema, entrevisté a gente con historias fascinantes. Una mujer en Kansas desarrolló complicaciones luego de una cirugía mayor. Sintió que se levantaba del cuerpo, volando a través del espacio, y oyó voces celestiales antes de volver a su cuerpo.

Un hombre de Arizona, en coma cinco, meses después de un accidente de motocicleta, dijo que había visto a su padre mu**to y había hablado con él.

Varias teorías tratan de explicar estas ECM. Las explicaciones fisiológicas sugieren una causa física - tal vez un golpe en la cabeza o falta de oxígeno en el cerebro. Las explicaciones farmacológicas apuntan a las dr**as o a la anestesia. Las explicaciones psicológicas proponen causas mentales, tales como mecanismos de defensa o cumplimiento de deseos. Las explicaciones espirituales citan a las ECM como preludios de la vida posterior, ya sea genuinos (si son divinos) o distorsionados (si son demoníacos). Las aplicaciones
de estas teorías pueden ser complejas.{2} Durante mis años de estudiante en la Universidad de Duke, el estudiante en la pieza al lado de la mía fue alcanzado por un rayo y murió en forma instantánea. Durante cuatro días nuestro grupo estuvo en un estado de conmoción. La gente estuvo haciéndose preguntas
cómo, "¿Dónde está Mike ahora?", "¿Hay vida después de la muerte?", "Si la hay, ¿cómo será?"

¿Vida Después de la Muerte?

¿Podemos saber si hay vida después de la muerte? ¿Qué método usaríamos para averiguarlo?

El método experimental, utilizado para cuestiones científicas, no es adecuado para evaluar ECM. Es imposible en emergencias médicas establecer las condiciones controladas y la repetibilidad requerida. Los científicos tampoco tienen máquinas que lean la mente para evaluar las experiencias mentales/espirituales. Y encontrar voluntarios para experimentos de ECM sería difícil.

El método de las experiencias tiene distintas opiniones. Las ECM pueden proveer información útil, pero la mente nos puede engañar. Sueños, fantasías, alucinaciones, viajes de dr**as, ebriedad, estados de conmoción - todos pueden evocar imágenes mentales que parecen reales, pero no lo son.

Algunos sugieren un método espiritual para evaluar estos fenómenos. ¿Y si pudiéramos encontrar una autoridad espiritual, alguien con credenciales confiables, que nos diga la verdad acerca de los temas referidos a la vida después de la muerte?

Después de la muerte de Mike, les expliqué a los hombres en nuestro grupo que una cantidad cada vez mayor de hombres y mujeres instruidos cree que Jesucristo es una autoridad espiritual confiable. Hace un tiempo, yo mismo era escéptico con relación al cristianismo, pero examinando las evidencias de la resurrección de Jesús me convenció que Él podía ser confiado. Encontré que la
resurrección de Cristo era uno de los hechos de la historia mejor
comprobados.{3}

Si Jesús murió y volvió de la muerte, Él podría decirnos con
precisión cómo era la muerte y la vida después de la muerte. El hecho que Él había predicho con exactitud Su propia resurrección nos ayuda a creer que Él nos dirá la verdad acerca de la vida después de la muerte. ¿Qué dijeron Jesús y aquellos a quienes Él enseñó acerca de este tema?

¿Cómo es la Vida Después de la Muerte?

1.Jesús indicó que la vida después de la muerte será personal

Nuestras personalidades no serán aniquiladas. No nos fundiremos en el gran océano impersonal de la conciencia cósmica, como algunos proponen. Seguiremos existiendo. No nos volveremos ángeles, como sugieren otros. Los ángeles son "espíritus ministradores" enviados para servir a los creyentes en Cristo.{4} Son seres espirituales ya creados, distintos de los humanos.{5} En el
momento en que Jesús murió en la cruz Él exclamó, "Padre, en tus manos encomiendo tu espíritu" (Lucas 23:46).

Antes de esto, un ladrón que colgaba de una cruz al lado de la Suya le dijo, "Acuérdate de mí cuando vengas en tu reino." Jesús le contestó, "De cierto te digo que hoy estarás conmigo en el paraíso" (Lucas 23:42-43).

Jesús creyó que Su propio espíritu iba a ir con Dios. Él también creía que el ladrón (aparentemente el alma o el espíritu del ladrón) estaría con Él en el cielo el mismo día. Claramente, Jesús no estaba pensando en la muerte como aniquilación sino como separación del cuerpo físico.

En otra parte, Jesús implicó que nuestras personalidades de alguna forma permanecen intactas después de la muerte. Una vez dijo, "Vendrán muchos... y se sentarán con Abraham e Isaac y Jacob en el reino de los cielos" (Mateo 8:11).

Abraham, Isaac y Jacob - los antepasados de la nación judía - habían mu**to siglos antes. Sin embargo, Jesús, hablando de un hecho futuro, los mencionó por nombre. Implicó que sus personalidades se mantendrían.

¿Alguna vez se preguntó si usted podrá ver a sus seres queridos que han partido cuando se muera? Aparentemente, aquellos que participan de la vida eterna podrán reconocerse unos a otros. El Rey David, quien reinó sobre la antigua nación de Israel alrededor del año 1000 a.C., habló de estar con su hijo mu**to otra vez.{6} Los discípulos de Jesús tuvieron un vistazo de Moisés y Elías, dos héroes de Israel que habían mu**to un tiempo atrás, y los
reconocieron.{7}

2. Jesús enseñó que la vida eterna sería relacional

La vida en el cielo estará enfocada en una relación personal con Él y en relaciones significativas entre nosotros. Estas serán las relaciones más cálidas y enriquecedoras que podríamos tener jamás.

Antes de morir, Jesús les prometió a Sus discípulos que un día estarían con Él nuevamente: "Voy... a preparar un lugar para vosotros. Y.… vendré otra vez, y os tomaré a mí mismo, para que donde yo estoy, vosotros también estéis" (Juan 14:2-3).

Pablo, un creyente en Jesús del primer siglo, escribió acerca de su "deseo de partir y estar con Cristo" (Filipenses 1:23).

Jesús definió la vida en el cielo cuando dijo, "Esta es la vida eterna: que te conozcan a ti, el único Dios verdadero, y a Jesucristo, a quien has enviado" (Juan 17:3). En otras palabras, la vida eterna involucrará llegar a conocer mejor a Dios y el sentido de la vida.

3. La vida eterna será agradable

Pablo también escribió, "Cosas que ojo no vio, ni oído oyó... son las que Dios ha preparado para los que le aman" (1 Corintios 2:9).

Juan, el discípulo de Jesús, escribió, "Enjugará Dios toda lágrima de los ojos de ellos; y ya no habrá muerte, ni habrá más llanto, ni clamor, ni dolor" (Apocalipsis 21:4). Otro escritor del Nuevo Testamento nos alienta a "[poner] los ojos en Jesús... el cual por el gozo puesto delante de él sufrió la cruz... y se sentó a la diestra del trono de Dios" (hebreos 12:2). La vida eterna con Dios será un gozo
que desafía una descripción y excede nuestra imaginación.

4. La vida después de la muerte será eterna

No terminará nunca. ¿Alguna vez miró una película que era tan buena que no quería que terminara jamás? ¿Alguna vez saboreó un postre tan dulce que quería que durara y durara? ¿Tuvo alguna vez una relación tan gratificante que deseó que continuara para
siempre? La vida eterna será así de buena, ¡y mejor! Nunca terminará. "Dios nos ha dado vida eterna;" escribió Juan, "y esta vida está en su Hijo" (1 Juan 5:11).

Jesús enseñó que la vida eterna involucra todo lo positivo y nada de lo negativo. Dios nos ama y desea lo mejor para nosotros, ahora y por la eternidad. Qué triste que algunas personas no aprovechan todo lo que Él ha provisto.

No se detenga

El cardiólogo de Chattanooga, Maurice Rawlings, M.D., cuenta de un paciente que tuvo un ataque cardíaco en la oficina del Dr. Rawlings. A lo largo del intento de resucitación, el paciente se desvanecía y volvía en sí. Cada vez que el doctor interrumpía el masaje cardíaco, el paciente parecía que se moría de nuevo.
Cuando el hombre recobró el conocimiento gritó, "¡Estoy en el in****no!" Una mirada de completo terror nublaba su rostro. "¡No se detenga!" rogó. "¿No entiende? Estoy en el in****no. ¡Cada vez que usted se detiene me vuelvo al in****no! ¡No me deje volver al in****no!" El paciente sobrevivió y puso su fe en Cristo para quitar sus pecados y asegurarse un lugar en el cielo.{8} El lugar que
la Biblia llama in****no, o hades, es el hogar actual de aquellos que no aceptan el regalo del perdón de Jesús. Es un lugar de tormento constante y consciente.{9}

El hades no es la morada final de aquellos que mueren sin una
relación personal con Cristo. Juan dice que éstos serán juzgados en el juicio del "gran trono blanco". Como las obras de ninguna persona son suficientes como para ganarse la vida eterna, aquellos que no tienen el perdón de Cristo serán arrojados en el "lago de fuego"{10} Jesús dijo que "el fuego eterno [ha sido] preparado para el diablo y los ángeles" (Mateo 25:41).

No es un tema agradable. Pero recuerde, Dios no quiere que usted perezca en el in****no. Lo ama a usted y quiere que pase la eternidad con Él. No sin Él.{11} Pablo escribió que Dios nuestro Salvador quiere que todos sean salvos (o sean salvados de las consecuencias del pecado, que es la separación de Dios). Él
quiere que nosotros lo conozcamos porque Él es la verdad.{12}

Dios envió a Jesucristo, Su Hijo, para pagar el castigo de nuestros pecados (las actitudes y acciones que no alcanzan la perfección de Dios). Jesús literalmente pasó por el in****no por nosotros.

Nosotros simplemente necesitamos recibir Su regalo gratuito de perdón - nunca lo podremos ganar - para tener la garantía de la vida eterna. "El que oye mi palabra, y cree al que me envió, tiene vida eterna; y no vendrá a condenación, más ha pasado de muerte a vida" (Juan 5:24).

¿Y Qué de Usted?

De acuerdo con las últimas cifras, la tasa de mortalidad en este país sigue siendo del 100 por ciento. Cada día, en este planeta, mueren unas 140.000 personas.

Lo que a la mayoría de nosotros nos interesa no es "¿Qué le pasa a la gente cuando se muere?" sino "¿Qué me pasará a mí cuando me muera?" Algunos tratan de evitar el tema de la muerte o aislarse de la preocupación a través de la popularidad, las posesiones, las ocupaciones o el poder. Muchos sienten que cualquier creencia que los haga sentir cómodos está bien. ¿Encaja usted en alguna de estas descripciones?

Un club nocturno cerca de Cincinnati estaba repleto una noche. De pronto, un camarero se subió al escenario, interrumpió el programa y anunció que el edificio se estaba prendiendo fuego. Tal vez porque no vieron nada de humo, muchos de los asistentes se quedaron sentados. Tal vez pensaron que era un chiste, parte del espectáculo. Cuando finalmente vieron el humo, era demasiado
tarde. Más de 150 personas murieron cuando se quemó ese club nocturno.

Cuando piensa en la muerte, ¿está creyendo lo que usted quiere creer o lo que la evidencia demuestra que es verdadero? Jesús dijo, "Yo soy la resurrección y la vida; el que cree en mí, aunque esté mu**to, vivirá" (Juan 11:25) Ponga su fe en Jesucristo como su Salvador y usted, también, vivirá, aunque muera.

Notas
{1} Adaptado de Raymond A. Mosdy, Jr., M.D., Life After Life (La Vida Después de la Vida), New York: Bantam, 1976), pp. 21-22.
{2} Para una discusión más completa, vea el libro de donde se adaptó este artículo: Rusty Wright, The Other Side of Life (El Otro Lado de la Vida) (Singapore: Campus Crusade Asia Limited, 1979, 1994).
{3} Ver, por ejemplo, Josh McDowell, Evidence That Demands a Verdict (Evidencia que Exige un Veredicto) (San Bernardino, CA: Campus Crusade for Christ, 1972).
{4} Hebreos 1:14.
{5} Hebreos 2:16.
{6} 2 Samuel 12:23.
{7} Mateo 17:14.
{8} Maurice Rawlings, M.D., Beyond Death's Door (Más Allá de la Puerta de la Muerte (Nashville: Thomas Nelson, 1978), pp. 19-20.
{9} Lucas 16:23-24.
{10} Apocalipsis 20:11-15.
{11} Juan 3:16.
{12} I Timoteo 2:3-4
Copyright © 1999, Rusty Wright. Todos los derechos reservados.
Este artículo apareció en la revista Pursuit, Vol. V, Nro. 2
Traducción: Alejandro Field

UN "MÁS ALLÁ" para los ANIMALES y las PLANTASCarlos Fernández¿Qué pasa con los animales y las plantas cuando muere su ma...
16/11/2025

UN "MÁS ALLÁ" para los ANIMALES y las PLANTAS
Carlos Fernández

¿Qué pasa con los animales y las plantas cuando muere su materia biológica? ¿Hay un Más Allá para todos los seres vivos, o solo el hombre tiene la "exclusiva" de la trascendencia? Algunos de los argumentos que justifican la supervivencia del hombre también podrían ser válidos para la totalidad de los seres vivos.

Susana Abraham es una joven de origen hindú, afincada en La Coruña (Galicia, España). Estaba muy unida afectivamente a un hermoso gato gris, a quien cuidaba desde que este era muy pequeño. Los padres de Susana compartían también esa relación con la pequeña mascota, a quien consideraban como uno más de la familia.

Quiso la fatalidad que el pequeño gato terminara sus días aplastado por las ruedas de un coche, en un trágico descuido del padre de Susana, llenando de tristeza a toda la familia. El pequeño felino fue enterrado en el propio jardín de la casa, en un último
intento por mantener cerca la memoria de la mascota.

Un par de días después de este suceso, Susana observó a su gato merodeando por detrás de la nevera, como acostumbraba a hacer en vida, buscando el calor del radiador del frigorífico. Está fue la última vez que pudo ver a su mascota, que nunca más volvió a aparecer. ¿Era esta aparición el "espíritu" del gato?

Las apariciones de animales son bastante frecuentes, casi tanto como la de personas, aunque siempre se les da más importancia a estas últimas. Uno de los investigadores que se ocupó de este asunto fue el tenaz parapsicólogo norteamericano Raymond Bayless. En su libro Fantasmas de Animales Bayless recoge numerosos casos de apariciones de diferentes animales, especialmente animales de compañía que fueron vistos después
de mu**tos por sus cuidadores. ¿Significa esto que los animales también trascienden a la muerte? ¿Tienen entonces un "espíritu", contrariamente a lo que dicen las religiones occidentales, que otorgan solo a los seres humanos un alma que sobrevive a la muerte biológica?

Antes de profundizar en cómo las creencias religiosas han
condicionado nuestro punto de vista sobre este tema, repasemos otros fenómenos paranormales donde animales y plantas son los protagonistas, y que también podrían interpretarse como prueba de su supervivencia.

Imágenes de otra realidad

Las psicoimágenes son un fenómeno paranormal conocido desde fechas relativamente recientes, donde a través de una cámara de vídeo -y empleando unas técnicas adecuadas- son captadas diversas imágenes que podrían pertenecer a un espacio donde viven los seres que alguna vez estuvieron en la Tierra. Y aunque la
parapsicología pretende explicar la naturaleza de estas imágenes con teorías centradas en las desconocidas potencialidades humanas, lo cierto es que la inmensa mayoría de quienes se han atrevido a experimentar en este curioso fenómeno, están convencidos del origen trascendente de estas imágenes.

Pues bien, en numerosas ocasiones las psicoimágenes contienen rostros humanos, animales de diversas especies -muy especialmente los domésticos- e incluso plantas y árboles. Algunos de los rostros humanos obtenidos por los investigadores han sido reconocidos como los de personas ya fallecidas, por lo que si se extiende esta comparación al resto de las psicoimágenes, podríamos suponer que también los otros seres -animales y
vegetales- habrían sobrevivido a la muerte.

Y no es casualidad que en la filosofía que se desprende de la Transcomunicación Instrumental -que interpreta las psicoimágenes, las psicofonías y otros fenómenos paranormales como un contacto tecnológico con otros planos de existencia donde viven los seres ya fallecidos- también los animales y las plantas continúan viviendo
en un mundo semi material. Una vez que dejan de existir aquí en la Tierra, continúan viviendo en el "mundo siguiente". Asimismo, se considera que todos los seres tienen conciencia, e incluso libre albedrío para vivir donde y con quien deseen. De todos modos, la vida en este plano, estaría condicionada por la premisa de que ningún animal debe morir para que la vida de otro siga desarrollándose.

Un ángel para cada brote de hierba

Las enseñanzas promovidas por el espiritualismo inglés tienen muchos puntos en común con los mensajes obtenidos a través de la Transcomunicación Instrumental. Respecto a la supervivencia de animales y plantas, los espiritualistas sintetizan su punto de vista en frases como "Hay un ángel para cada brote de hierba", poniendo de manifiesto la importancia que tienen todos los seres vivos.

Leslie Flynt fue uno de los más famosos médiums de voces directas, enmarcado en las corrientes espiritualistas inglesas. En las sesiones de Flynt, las voces de los supuestos comunicantes no eran producidos por las cuerdas vocales del médium, sino que proyectaba la voz a un punto cualquiera de la habitación. Los comunicantes de Flynt eran a veces personas sencillas que habían fallecido, cuyas voces eran reconocidas por sus familiares.

En otras ocasiones, se manifestaban personajes históricos como Gandhi, Frederic Chopin, Oscar Wilde, o Confucio. Estos personajes, habrían transmitido abundante información sobre el "Otro Mundo", donde frecuentemente se aludía a las plantas y animales que allí vivían; y del reencuentro de seres humanos con sus animales de compañía e incluso con "su jardín", o "sus flores".

Otro personaje relevante dentro del espiritualismo es la médium irlandesa Geraldine Cummins, quien habría recibido a través de psicografía, centenares de mensajes atribuidos a Frederic Myers, fundador de la Society for Psychical Research, primera asociación de investigación sobre fenómenos paranormales.

En el libro The Road of Inmortality (El Camino a la Inmortalidad), donde se recopilan buena parte de estos mensajes psicografiados, se hace mención del alma de otros seres vivos y a su evolución: "Deberéis comprender que si el alma humana continúa evolucionando en otra vida, en otro estado de existencia, necesariamente otras formas animadas que tienen la capacidad de evolucionar tienen también la posibilidad de desprender una esencia misteriosa que se puede equiparar a aquello a lo que llamamos alma en el hombre". Los escritos atribuidos a Myers, hacen mención también a grupos formados por minerales, vegetales, animales y humanos, que forman una unidad en los mundos siguientes a los mundos físicos como el nuestro.

A pesar de que las comunicaciones mediúmnicas son la fuente de información tanto del espiritualismo como del espiritismo divulgado en los libros de Allan Kardec, existen algunas diferencias notables, que se reflejan en puntos muy concretos. Mientras el espiritismo kardecista refleja una visión ligeramente antropocéntrica, el espiritualismo propone una cosmogonía donde todos los seres tienen una importancia en la mecánica de la vida y la evolución.

Otro de los aspectos que los diferencia, es la creencia en la reencarnación. Mientras en el espiritualismo la idea de las sucesivas encarnaciones apenas aparece mencionada por algunos autores, en el espiritismo constituye uno de los pilares de la creencia en la supervivencia.

Según los postulados compilados por el espiritismo, evidentemente influenciados las religiones occidentales, presenta al hombre como uno de los ejes de la creación, relegando a los animales a un segundo término. Según los escritos de Kardec, los animales tendrían un alma que sobrevive a la muerte, y que -a diferencia del hombre no tiene libre albedrío, encarnándose rápidamente tras la muerte en otro cuerpo físico de su misma condición.

Reencarnación de las almas

Si bien el espiritismo adoctrina que los hombres no pueden reencarnarse en animales y viceversa, algunas otras religiones milenarias defienden este particular tipo de reencarnación.

En el hinduismo, la vida es una cadena de continuas reencarnaciones, donde el alma puede encarnarse en seres humanos o animales según el comportamiento y el sufrimiento que hayan experimentado en cada una de sus vidas. Aunque desde una
perspectiva algo distinta, bastante menos clasista, el budismo sostiene también que existe una rueda de encarnaciones en las que el alma puede encarnar en animales o humanos. Y si bien el budismo no tiene dogmas, esta creencia es aceptada por la gran mayoría de las escuelas y sus pensadores. Incluso algunos sostienen que los vegetales entran también en esta rueda de migraciones del alma a través de distintos seres vivos, aunque esta opinión no es del todo unánime. En todo caso, se considera que rara vez un hombre reencarna otra vez en un ser humano, siendo lo más frecuente que lo haga en el cuerpo de un animal. La búsqueda budista consiste en liberarse de esa rueda de encarnaciones alcanzando el nirvana, cuando el deseo cesa y la conciencia se extingue.

Entre la diversidad de cultos y creencias procedentes de Oriente, hay una que lleva el respeto hacia los animales y los seres vivos a su máxima expresión: los Jainistas.

No matar ni herir a ningún animal

Los Jainistas son una religión nacida en la India, presumiblemente fundada por Vardhamana Mahavira en el siglo VI a.C. que surgió como una reacción al sistema de castas hindú y a los sacrificios de animales. Comparten muchas creencias con los budistas, entre ellas la de la migración del alma entre seres humanos y animales a través de sucesivas encarnaciones. Esta consigna condiciona notablemente su vida cotidiana, ya que es uno de sus preceptos fundamentales el no matar ni herir a ningún animal. Así es que entre las costumbres jainistas, está la de barrer el suelo que van a pisar para no herir a ningún insecto ni siquiera accidentalmente, o de llevar mascarillas para no inhalar ningún pequeño ser vivo. Algunos jainistas llevan al extremo este precepto y ni siquiera se lavan para no matar sus piojos. El propio Mahatma Gandhi, impulsor de la no violencia, estuvo muy influido por los conceptos
jainistas, a pesar de considerarse hinduista.

En Occidente fue la secta religiosa griega de los orfistas quien introdujo el concepto de reencarnación, primero influenciando en el pensamiento de Pitágoras y más tarde en el de Sócrates y Platón. A su vez, los conceptos de Platón sobre la supervivencia a través de la reencarnación, tuvieron su influencia en el surgir de doctrinas religiosas neoplatónicas y en algunas sectas medievales. Sin embargo, el cristianismo predominante en occidente las rechazó por ser la idea de la transmigración del alma, incompatible con la de la resurrección y el juicio final. En todo caso, la práctica totalidad de las teologías cristianas, consideran que el ser humano es el único dotado de alma, y niegan al resto de los seres vivientes la continuidad de su existencia tras la muerte. Y no es de extrañar esta actitud, que se antoja algo soberbia, cuando hace tan solo unos pocos siglos los más "sabios" hombres de la Iglesia Católica discutían si los aborígenes americanos o las mujeres tenían un alma trascendente. Y por más que San Francisco de Asís se empeñó en tratar a los animales y plantas como sus hermanos, en la teología aún no se acepta que posean un alma.

Los musulmanes también comparten la idea de que solo los humanos tienen derecho a un alma, que tras su muerte despertará -si acaso- en un paraíso. A pesar de ello, y al igual que los antiguos judíos hacían sacrificios rituales de los animales que iban a ser consumidos, tratando de provocarles el menor sufrimiento.

Una postura más integrada en la naturaleza tiene las religiones animistas, quizá condicionados por dotar de alma a todos los seres vivos y creer en su supervivencia.

Los espíritus de los animales

El animismo considera que los animales, las plantas e incluso los objetos tienen un alma. En el siglo XIX el antropólogo Edward Taylor consideró -casi despectivamente- al animismo como la religión más primitiva, punto de vista que los estudiosos no comparten hoy en día.

Para los navajos, todos los seres, animados e inanimados tienen "alma de aliento", el cual equilibran mediante rituales en los que se extrema la precisión para lograr los efectos deseados. La mayoría de las tribus americanas sentían un profundo respeto por los seres vivos, considerando alguno de ellos sagrados, y al igual que el hombre, trascendentes.

También los chamanes de las tribus Siberianas creían en la supervivencia del alma de los animales. Entre las funciones de los chamanes Tungús, está la de llevar el alma de los animales al cielo, o en éxtasis "hablar en el lenguaje de los pájaros". En otras culturas, desde Laponia hasta Norteamérica, existían creencias similares.
Incluso los antiguos pueblos europeos sentían un profundo respeto por los animales y las plantas. Romanos, celtas y otros pueblos que habitaban Europa antes de la llegada del cristianismo, creían que todos los seres vivos tenían alma, y de una manera u otra ésta trascendía a la muerte.

Materialismo

El materialismo predominante del último siglo parece haber justificado la soberbia del hombre. Las ideas evolucionistas pusieron al ser humano en la cúspide de la evolución al proclamarlos como el ser que mejor se había adaptado al medio. Una vez más el hombre estaba a los mandos de la nave Tierra y -en un desborde de prepotencia- hizo y deshizo en la naturaleza despreciando el sufrimiento del resto de los seres vivos que comparten su planeta.

Pero quizá no fue la ciencia sino la escalada industrial y comercial las causantes de la arrogancia y el desprecio hacia los seres que ya las religiones dominantes había privado de alma. Nuevas corrientes de pensamiento y nuevos descubrimientos científicos están devolviendo a los animales y las plantas, su justo lugar y su
importancia en la gran maquinaria de la naturaleza.

Cuando Cleve Backster conectó un polígrafo a una planta, y descubrió que se adelantaba a sus estímulos, quizá comenzaba a descubrir que hay algo más en ellas que una simple máquina viviente. Hace pocos días científicos el Instituto de Tecnología de Massachusetts, dirigidos por Mathew Wilson, descubrieron que los
animales soñaban y descifrando incluso de qué manera lo hacían. Mañana, quizá la ciencia descubra más cosas sobre la naturaleza de los seres vivos, y si realmente sobreviven a la muerte.

Y si nuestra creencia en la supervivencia a la muerte puede modificar nuestra forma de vida, e incluso nuestras costumbres, el aceptar una oportunidad de trascendencia y una conciencia para todos los seres vivos, sin duda cambiará nuestro punto de vista
sobre ellos. Seguramente no volveremos a ver con los mismos ojos a los bosques arrasados por intereses económicos, ni a los animales torturados por "deporte". Y paradójicamente, quizá esta actitud nos convierta en seres más humanos.

UNA ENTREVISTA con KRISHNAMURTIEDITORIAL ORIÓN – MÉXICO - 1981 - Derechos reservados conforme a la ley. - Copyright by E...
16/11/2025

UNA ENTREVISTA con KRISHNAMURTI
EDITORIAL ORIÓN – MÉXICO - 1981 - Derechos reservados conforme a la ley. - Copyright by EDITORIAL ORION. - Editorial ORIÓN. México.

La importante revista francesa PLANETE (número 14, enero/febrero de 1904) publicó un diálogo de enorme interés para toda persona a quien preocupen los problemas fundamentales de la existencia humana. El diálogo, considerado por PLANETE como “un documento excepcional”, ocurrió entre el periodista y escritor francés de gran renombre Carlo Suares y J. Krishnamurti, figura de singular trascendencia en el pensamiento de nuestra época.

He aquí el texto de la entrevista:

KRISHNAMURTI: ¿Qué desean de mí sus amigos de PLANETE? ¿Quieres hechos reales o simplemente erudición? ¿Piensan que yo les daré resultados de lecturas? ¿Conclusiones? ¿Opiniones? ¿Síntesis? ¿Ideas?
SUARES: No es eso lo que ellos quieren.
K.—Dígales que yo no he leído nada que no poseo referencias. Para mí la única mutación psicológica es aquella en que cesa el proceso acumulativo.
S.—Acaba usted de pronunciar la palabra “mutación”. Es una palabra que se encuentra a menudo en esta revista, pero acompañada, en general, de la idea de que la metamorfosis de este mundo moderno puede llevarnos, como por un proceso natural, a un cambio de estado íntimo, mientras que lo que usted quiere es una revolución total e inmediata de la conciencia, revolución que ninguna evolución puede provocar.
K.—Todos sabemos que nuestra época es explosiva, que los medios con que cuenta el hombre, que han permanecido más o menos constantes durante milenios, se han multiplicado súbitamente millones de veces; que los calculadores electrónicos, para no mencionar más que eso, se vuelven de hora en hora más fantásticos; que el hombre ha ido a la luna e irá a otros mundos; que la biología está a punto de descubrir el misterio de la vida y hasta crear la vida. Nosotros sabemos que los datos mejor establecidos de la ciencia se desmoronan; que todo está siendo
constantemente puesto en tela de juicio, y que los cerebros se ven compelidos y forzados a ponerse en movimiento. Todo eso lo sabemos; no es pues necesario insistir sobre este aspecto de nuestra época. En la actual confusión, el hombre anda en busca de una seguridad material que no puede encontrarse sino por medio de los conocimientos tecnológicos. Las religiones se han convertido en superestructuras que prácticamente no tienen importancia real en los asuntos del mundo, mientras los problemas fundamentales quedan sin respuesta: el Tiempo, el Dolor, el Miedo...

Mutaciones, Religiones, Temor...

S.—Aquí es donde podemos iniciar una discusión. Yo creo que muchos lectores de PLANETE le dirán esto, puesto que también ellos están de acuerdo en comprobar que el medio ambiente está en pleno desorden y confusión: ¿Por qué, entonces, no pensar que este formidable movimiento no se producirá al mismo tiempo en
nuestros cerebros!
K.—Efectivamente, podemos pensarlo. ¿Pero acaso es eso lo que puede llamarse una “mutación”? ¿Tener un cerebro electrónico? El cerebro no es toda la conciencia.
S.—No se trata del cerebro. Nuestra conciencia se ensancha a la medida de nuestro planeta, y lo que ocurre en el otro extremo del mundo...
K.—Sí, he comprendido...
S.—Los monjes budistas que se hacen quemar vivos, los negros de Norteamérica...
K.—Por cierto, ellos forman parte de nosotros, y la espantosa miseria en el Asia, y todas las tiranías en todas partes, y la crueldad, y la ambición, y la codicia, y los innumerables conflictos del mundo; todo eso nosotros lo sentimos. Tenga usted esto totalmente presente en su mente, y vea a qué extraordinaria hondura debe efectuarse la mutación.
S.—Hay en este momento, en Francia, una corriente de pensamiento que al comprobar que la complejidad del medio ambiente humano se ha vuelto inextricable, desearía que pueda constituirse un pensamiento humano colectivo, capaz de reunir en una síntesis los hilos dispersos de nuestros conocimientos.
K.—¿Qué otras cuestiones interesan a usted?
S.—La cuestión religiosa, naturalmente. Puede preverse una religión del porvenir, basada en un mejor conocimiento del Cosmos y en el sentimiento de que el hombre forma parte del Cosmos?
K.—¿Y qué más?
S.—Se me ha encargado que le pregunte lo que usted piensa del hecho de que en el trasfondo del hombre moderno, joven o viejo, está el miedo...
K.—Ya veo. Si le parece bien, vamos a iniciar nuestra tarea... ¿Pero está usted seguro que PLANETE aceptará publicar todo lo que yo diré?
S.—Tengo de ella una promesa garantizada. Puede usted, en una frase, darme lo esencial de lo que se propone hacer?
K.—“Descondicionar” la totalidad de la conciencia.
S.—¿Quiere usted decir que pide a cada cual que “descondicione” la totalidad absoluta de su propia conciencia? Permítame decirle que lo que más desconcierta en la enseñanza de usted, es su reiterada afirmación de que ese “descondicionamiento” total no requiere tiempo alguno. La mutación psicológica no es lo que usted cree.
K.—Sí se tratase de un proceso evolutivo, yo no lo llamarla mutación. Una mutación es un cambio brusco de estado.
S.—Yo no imagino que un “mutante”, es decir, un hombre que está cambiando de estado de conciencia, pueda no llevarse con él la resultante de todo el pasado. El hombre modifica el medio y el medio modifica al hombre. . .
K.—No: el hombre modifica el medio, y el medio modifica tal o cual parte del hombre que está prendida como una rama a la modificación del medio, no al hombre en su totalidad, en su profundidad extrema. Ninguna presión exterior puede efectuar tal cosa: ella sólo modifica las partes superficiales de la conciencia. Ningún análisis psicológico puede tampoco provocar la mutación, puesto que todo análisis se sitúa en el campo de la duración. Y
ninguna experiencia puede tampoco provocar la mutación por más exaltada y “espiritual” que sea. Por el contrario cuanto más una experiencia aparezca como una revelación, más ella condiciona. En los dos primeros casos -modificación psicológica producida por el análisis o la introspección, y modificación producida por una presión exterior- el individuo no sufre transformación profunda alguna: sólo se ve modificado, reformado, reajustado, para
poder adaptarse a lo social. En el tercer caso: modificación traída por una experiencia llamada espiritual, sea conforme a una fe organizada, sea puramente personal, el individuo se ve proyectado en la evasión que le dicta la autoridad de algún símbolo. En todos los casos hay acción de una fuerza compulsiva que se apoya en una moral social, es decir, un estado de contradicción y de conflictos. Toda sociedad es contradictoria en sí. Toda sociedad exige esfuerzos de parte de quienes la constituyen. Ahora bien: contradicción, conflicto, esfuerzo, competición, son barreras que impiden toda mutación, porque mutación significa libertad.
S.—¿De ahí surgen las evasiones en los símbolos?
K—Sólo en las partes inexploradas de la conciencia existen imágenes simbólicas. Las mismas palabras no son más que símbolos, hay que hacer estallar las palabras.
S.—¿Pero, las teologías?
K.—Dejémoslas tranquilas. Todo pensamiento teológico carece de madurez. No perdamos el hilo de nuestra conversación. Estábamos en la experiencia, y decíamos que toda experiencia es condicionante. En efecto, toda experiencia vivida -y no sólo hablo de aquellas que se llaman “espirituales”- tiene necesariamente sus raíces en el pasado. Que se trate de la realidad o de mi vecino, lo que yo reconozco implica una asociación con algo del pasado.
Una experiencia llamada espiritual es la respuesta del pasado a mi angustia, a mi dolor, a mi temor, a mi esperanza. Esta respuesta es la proyección que ocurre para compensar un estado miserable. Mi conciencia proyecta lo contrario de lo que ella es, porque yo estoy persuadido de que ese contrario, exaltado y dichoso, es una realidad consoladora. De tal suerte, mi fe católica o budista construye y proyecta la imagen de la Virgen o del Buda, y esas
fabricaciones despiertan una emoción intensa en esas mismas capas inexploradas de la conciencia que habiéndolas fabricado sin saberlo, las confunde con la realidad. Los símbolos, o las palabras, se vuelven más importantes que la realidad. Se instalan en calidad de memoria en una conciencia que dice: “Yo sé, puesto que he tenido una experiencia espiritual”. Entonces las palabras y el condicionamiento se vitalizan mutuamente en el círculo vicioso
de un circuito cerrado.
S.—¿Un fenómeno de inducción?
K.—Sí. El recuerdo de la emoción intensa, del choque, del éxtasis, engendra una aspiración hacia la repetición de la experiencia, y el símbolo se convierte en la suprema autoridad interior, en el ideal hacia el cual tienden todos los esfuerzos. Captar la visión llega a ser un propósito; pensar en ella sin cesar y disciplinarse, un medio. Pero el pensamiento es aquello mismo que crea una distancia entre el individuo tal como él es, y el símbolo o el ideal. No puede haber mutación posible sin morir para esa distancia. La mutación sólo es posible cuando toda experiencia cesa totalmente. El hombre que ya no vive ninguna experiencia es un hombre despierto. Pero vea usted lo que pasa en todas partes: se buscan siempre experiencias más profundas y más vastas. El hombre está persuadido de que
vivir experiencias es vivir realmente. De hecho, lo que se vive no es la realidad sino el símbolo, el concepto, el ideal, la palabra. Vivimos de palabras. Si la vida llamada espiritual es un perpetuo conflicto, es porque en ella formulamos la pretensión de alimentarnos de conceptos, como si, teniendo hambre, pudiéramos alimentarnos con la palabra “pan”. Vivimos de palabras y no de hechos. En todos los fenómenos de la vida, ya se trate de la vida espiritual, de la vida sexual, de la organización material de nuestros negocios o de nuestros ocios, nos estimulamos por medio de palabras. Las palabras se organizan en ideas, en pensamientos, y sobre la base de esos estímulos, creemos vivir tanto más intensamente cuando mejor hayamos sabido, gracias a ellas, crear distancias entre la
realidad (nosotros, tales como somos) y un ideal (la proyección de lo contrario de lo que somos). De tal manera le volvemos la espalda a la mutación. Hay que morir para el Tiempo, para los Sistemas, para las Palabras
S.—Recapitulemos. Mientras exista en la conciencia un conflicto, sea el que fuere, no hay mutación. Mientras domine nuestros pensamientos la autoridad de la Iglesia o del Estado, no hay mutación. Mientras nuestra experiencia personal se erija en autoridad interior, no hay mutación. Mientras la educación, el medio social, la tradición, la cultura, nuestra civilización, en suma, con todos sus rodajes, nos condicione, no hay mutación. Mientras haya adaptación, no hay mutación. Mientras haya evasión, de cualquier naturaleza que sea, no hay mutación. Mientras yo procure alcanzar altas virtudes de asceta, mientras yo crea en una revelación, mientras yo tenga un ideal cualquiera, no hay mutación. Mientras yo procure conocerme analizándome psicológicamente, no hay mutación. Mientras haya un esfuerzo en pos de una mutación, no hay mutación. Mientras haya una imagen, un símbolo, ideas, o siguiera palabras, no hay mutación. ¿He dicho bastante? No. Puesto que, llegado a este punto, sólo puedo verme obligado a agregar: mientras haya pensamiento, no hay mutación.
K.—Es exacto.
S.—¿Qué es entonces esa mutación de la que usted habla en todo momento?
K.—Es una explosión total en el interior de las capas inexploradas de la conciencia, una explosión en el germen, o si le parece bien, en la raíz del condicionamiento, una destrucción de la duración.
S.—Pero la vida misma es condicionamiento. ¿Cómo es posible destruir la duración y no destruir la vida misma?
K.—¿Quiere usted realmente saberlo?
S.—Sí.
K.—Muera usted para la Duración. Muera para el concepto total del Tiempo: Para el pasado, para el presente y para el futuro. Muera para los sistemas, muera para los símbolos, muera para las palabras, porque todo eso son factores de descomposición. Muera para el psiquismo, pues él es el que fabrica el Tiempo psicológico. Ese Tiempo carece totalmente de realidad.
S.—Y entonces, ¿qué es lo que queda si no es la desesperanza, la angustia, el miedo de una conciencia que ha perdido todo punto de apoyo y hasta la noción de su propia identidad?
K.—Si un hombre me hiciese esta pregunta de tal manera, yo le respondería que él no ha hecho el viaje, que ha tenido miedo de pasar a la otra orilla.
¿Qué es el miedo?
S.—Lo que usted dice da miedo. Yo me pregunto si la conciencia, en lo más profundo de sí misma, no tiene necesidad de este miedo. Eso explicaría por qué se lo mantiene constantemente, alimentado por las religiones, que se supone son refugios y tranquilizantes. Ellas alimentan el miedo impidiendo que la conciencia se perciba tal como ella es. Ellas interponen, entre la conciencia y la realidad, la pantalla de las teologías.
K.—Este problema es a la vez profundo y vasto. Abordémoslo explorándolo, palpándolo, por así decirlo, por diversos lados. El miedo es Tiempo y Pensamiento. Le damos una continuidad al miedo por medio del pensamiento, y por medio del pensamiento le damos una continuidad al placer. Este hecho es sencillo: pensando en el objeto de nuestro placer, le otorgamos al placer una continuidad, y lo mismo hacemos con el miedo, pensando en el objeto de nuestro temor. Si yo tengo miedo de usted -o de la muerte, o de alguna otra cosa- yo pienso en usted o en la muerte y así alimento el miedo. Si, por el contrario, nos ocurre de encontrarnos cara a cara con el objeto de nuestro miedo, éste cesa
S.—¿Cómo es eso?
K.—Yo hablo del miedo psicológico, no de un miedo físico que uno trata de alejar, lo cual es natural. Considere usted el miedo a la muerte. ¿En qué consiste ese miedo? Dividimos la totalidad del fenómeno vital en vida y muerte. La vida es conocida, y de la muerte nada se sabe. ¿Se tiene miedo de lo que no se conoce, o más bien se tiene miedo de perder lo que uno conoce? Es evidente que vida y muerte son dos aspectos del mismo fenómeno. Si
dejamos de considerarlos como dos fenómenos diferentes, ya no hay más conflicto.
S.—¿No podríamos preguntarnos qué es el miedo en sí?
K.—No hay miedo en sí. Nunca hay miedo que no sea miedo de algo.
S.—¿Pero no existe acaso un miedo fundamental?

El Problema de la Muerte

K.—No. El miedo es simple miedo de algo. Examine el asunto muy atentamente y verá que es así. Todo miedo, aun inconsciente, es el resultado de un pensamiento. El miedo que se halla presente en todas partes, y el miedo psicológico, en el interior del “yo”, son siempre el miedo de no ser. De no ser esto o aquello, o simplemente de no ser. La contradicción evidente en el hecho de que todo lo que existe es transitorio, y la búsqueda de una permanencia psicológica, tal es el origen del miedo. Para vernos libres del miedo, debemos explorar la idea de permanencia en su totalidad. El hombre que no tiene ilusiones no tiene miedo. Eso no quiere decir que sea cínico, amargado o indiferente.
S.—Eso significa que él ha visto que la estructura psicológica sobre la cual él apoya la noción de su propia identidad no es real, que ella es verbal.
K.—Henos aquí, pues, ante uno de los mayores problemas: la muerte. Para comprender esta cuestión, no verbalmente sino de un modo efectivo, quiero decir, para penetrar con realismo el hecho de la muerte, hay que desprenderse de todo concepto, de toda especulación, de toda creencia a su respecto, puesto que toda la idea que puede tenerse en este asunto está engendrada por el miedo. Si nosotros -usted y yo- somos sin miedo, podemos
plantear correctamente el problema de la muerte. No nos preguntemos qué es lo que ocurre “después”, sino que exploremos la muerte como un hecho en sí. Para comprender lo que es la muerte, toda mendicidad vacilante en las tinieblas tiene que terminar. ¿Estamos nosotros, usted y yo, en esa disposición de espíritu que no procura saber lo que hay “después” de la muerte, sino que se pregunta qué es la muerte? ¿Percibe usted la diferencia? Si uno se pregunta qué es lo que hay “después”, es porque uno no se ha preguntado “qué es”. ¿Y estamos acaso en
condiciones de hacernos esta pregunta? ¿Es posible realmente preguntarnos qué es la muerte mientras no nos preguntemos qué es la vida? Y ¿es acaso posible preguntarse qué es la vida teniendo nociones, ideas, teorías acerca de lo que ella es? ¿Cuál es la vida que conocemos? Nosotros conocemos la existencia de una conciencia que lucha sin cesar en toda clase de conflictos, íntimos y externos. Desgarrada entre sus contradicciones, esta existencia está
contenida en el círculo de sus exigencias y de sus obligaciones, de los placeres que busca y de los sufrimientos de los que huye. Estamos enteramente absorbidos por un vacío interior que la acumulación de posesiones materiales y mentales no puede jamás colmar. En tal estado, el problema de lo que es la muerte no puede plantearse, porque la cuestión de lo que es la vida no se plantea. ¿La existencia que conocemos es acaso la vida? Las explicaciones,
asimismo: resurrección de los mu**tos, reencarnación, ¿provienen acaso de un conocimiento de la muerte? Son meras proyecciones de ideas que nos forjamos acerca del fragmento de existencia que llamamos “vida”. Morir para la estructura psicológica con la cual nos identificamos; morir cada minuto, cada día, en cada acto que realizamos; morir para lo inmediato del placer y para la duración del dolor, y saber todo lo que está implícito en ese morir: es
entonces cuando estamos en condiciones de formular la pregunta: ¿qué es la muerte? No estamos discutiendo lo que es la muerte del cuerpo. Y sin embargo, solamente aquellos que saben morir de
instante en instante pueden evitarse el iniciar con la muerte un diálogo imposible. En esta muerte perpetua hay una perpetua primavera, un frescor que no pertenece al mundo de la continuidad en la Duración. Este morir es creación, Creación es muerte y es amor.

Las Iglesias Nada Pueden

S.—Tengo algunas preguntas que hacerle acerca de la religión. Las más recientes de las grandes religiones han nacido realmente en épocas en que la tierra era un disco chato en que el sol recorría la bóveda celeste, etc. Hasta una época reciente (Galileo no está lejos) ellas imponían por la violencia una serie de imágenes infantiles del
Cosmos. Hoy, no pudiendo hacer otra cosa, colócanse a la par de la ciencia y se contentan con confesar que sus cosmogonías no son más que simbólicas. Pero ellas proclaman que, no obstante esta capitulación, son depositarias de verdades eternas. ¿Qué piensa usted de esto?
K.—Las religiones realizan su propaganda con el fin de obtener un poder sobre las conciencias. Procuran apoderarse de la infancia para condicionarla mejor. Las religiones de las Iglesias y las de los Estados proclaman la necesidad de todas las virtudes, mientras su Historia no es sino una serie de violencias, de terrores, de torturas, de matanzas inimaginables.
S.—¿Pero no piensa usted que las Iglesias hoy en día son menos estrechamente militantes? ¿No vemos acaso a los jefes de las más grandes Iglesias declarar que la fraternidad humana es más importante que el detalle de los cultos?
K.—Si una declaración de fraternidad es más importante que el culto, es porque el culto ha perdido parte de su importancia a los propios ojos de sus pontífices. Este pretendido universalismo es a lo sumo una simple tolerancia. Ser tolerante, es apenas tolerar al vecino bajo ciertas condiciones. Toda tolerancia, así como la no violencia, es violencia. En verdad, en nuestra época la religión, a medida en que es comunión verdadera del hombre con Aquello que le excede, no desempeña ningún papel en la marcha de los asuntos humanos. Las organizaciones religiosas, por el contrario, son instrumentos políticos y económicos.
S.—¿Pero esas organizaciones religiosas no pueden acaso guiar a los hombres hacia una realidad que está más allá de ellos mismos?
K.—No.
¿Qué es un Espíritu Libre?
S.—Pasemos pues al sentimiento religioso. El hombre moderno, que vive conscientemente en el universo de Einstein y no en el de Euclides, ¿no puede acaso comulgar mejor con la realidad del universo gracias a una conciencia avisada, dilatada de un modo adecuado?
K.—El que quiera dilatar su conciencia puede igualmente escoger, entre las psicodr**as, la que más le convenga. En cuanto a comulgar mejor con el universo gracias a una acumulación de informaciones y de conocimientos científicos acerca del átomo o de las galaxias, es como decir que una inmensa erudición libresca acerca del amor nos hace conocer el amor. Y, por otra parte, vuestro hombre ultramoderno, tan al corriente de los últimos
descubrimientos científicos, ¿habrá por ello prendido fuego a su universo inconsciente? Mientras en él subsista una sola partícula inconsciente, proyectará una irrealidad de símbolos y de palabras por medio de la cual se forjará la ilusión de comulgar con algo superior.
S.—¿No cree usted, sin embargo, que sea posible una religión del porvenir sobre bases científicas?
K.—¿Por qué hablar de religión del porvenir? Veamos, más bien, lo que es la verdadera religión. Una religión organizada sólo puede producir reformas sociales, cambios superficiales. Toda organización religiosa se sitúa necesariamente en el interior de una estructura social. Yo hablo de una revolución religiosa que sólo puede producirse fuera de la estructura psicológica de una sociedad, cualquiera que ella sea. Un espíritu verdaderamente
religioso está desprovisto de todo miedo, porque está libre de todas las estructuras que las civilizaciones han impuesto a lo largo de los milenios. Un espíritu semejante está vacío, en el sentido de que se ha vaciado de todas las influencias del pasado, colectivo y personal así como de las presiones que ejerce la actividad del presente, la cual crea el futuro.
S.—Un espíritu así, por el hecho de que se ha vaciado de su contenido que en verdad lo contenía a él, es extraordinariamente libre...
K.—Es libre, está vivo y totalmente en silencio. Es el silencio lo que importa. Es un estado sin medida. Solamente entonces se puede ver, pero no en calidad de experiencia, Aquello que no tiene nombre, que está más allá del pensamiento, que es energía sin causa. A falta de este silencio creador, hágase lo que se llaga, no habrá en la tierra fraternidad ni paz, es decir, no habrá verdadera religión.
S.—Todas las religiones preconizan alguna forma de plegaria, algún método de contemplación a fin de entrar en comunión con una realidad superior, cuyo nombre, Dios, Atman, Cosmos, etc., varía. ¿Por cuál acto religioso procede usted? ¿Reza usted ocaso?
K.—La repetición de palabras santificantes calma una mente agitada adormeciéndola. La plegaria es un calmante que permite vivir en el interior de una prisión psicológica sin experimentar la necesidad de destrozarla, de destruirla. El mecanismo de la plegaria, como todos los mecanismos, produce resultados mecánicos. No existe plegaria alguna que pueda traspasar la ignorancia de uno mismo. Toda plegaria dirigida a Aquello que es ilimitado presupone que un espíritu limitado sabe dónde y cómo alcanzar lo ilimitado. Eso quiere decir que él tiene ideas, conceptos, creencias a ese respecto y que se halla atrapado en todo un sistema de explicaciones, en una prisión mental. Lejos de libertar, la plegaria aprisiona. Ahora bien, la libertad es la esencia misma de la religión, en el verdadero sentido de esta palabra. Esta libertad esencial se ve denegada por todas las organizaciones religiosas, a
despecho de lo que ellas digan. Lejos de ser un estado de plegaria, el conocimiento de uno mismo es el comienzo de la meditación. No es ni una acumulación de conocimientos sobre la psicología, ni un estado de sumisión llamada religiosa, en la cual uno espera la gracia. Es lo que derriba las disciplinas impuestas por la Sociedad o la Iglesia. Es un estado de atención y no una concentración sobre nada en particular. Estando el cerebro tranquilo y silencioso, observa el mundo exterior y ya no proyecta ninguna imaginación ni ninguna ilusión. Para observar el movimiento de la vida, él es tan rápido como ella misma, activo y sin dirección. Es entonces solamente cuando lo inconmensurable, lo atemporal, lo infinito, puede surgir. Es eso la verdadera religión.

Lo que queda por despertar

S.—¿Cree usted que un pensamiento colectivo, que una inteligencia colectiva, habiendo registrado y sintetizado las adquisiciones recientes de todas las ciencias, si tal pensamiento pudiera constituirse, estaría en condiciones de guiar la Humanidad hacia una evolución sana?
K.—De la carreta de bueyes al cohete astronáutico, la progresión se ha debido a determinada parte del cerebro. Así, esta parte se desarrollará aún millones de veces, ella no hará avanzar un solo paso el problema fundamental que se plantea la conciencia humana a su propio respecto. Y esa parte se desarrollará. Este proceso es irreversible y necesario. Pero existe otra parte del cerebro que no ha sido despertada y que podemos vitalizar desde hoy mismo. Este despertar no es cuestión de tiempo. Es una explosión revolucionaria que, en la fuente de todas las cosas, surge
e impide que se cristalice, que se endurezca, por los depósitos del pasado, una estructura psicológica. Esta lucidez aborda cada problema a medida que él se presenta, y la importancia del problema se vuelve secundaria. La libertad y la pan sólo podrán instaurarse en el mundo si ese surgir, que es energía sin causa, ni individual ni colectiva, se halla vivo.

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