19/07/2021
En el equipo de Maternidad a Contracorriente aún nos estamos echando las manos a la cabeza ante la indignante negación de la existencia de la violencia obstétrica (condenada y reconocida por la OMS, el Parlamento Europeo y diversas organizaciones internacionales) por parte de la Organización Médica Colegial de España y el Consejo General de Colegios Oficiales de Médicos. Es como negar que el sol existe porque no nos gusta que nos dé, además de volver a ejercer violencia sobre millones de mujeres y sus bebés ya sólo con esta negación.
Sobre este tema se ha hablado ya mucho y desde diversos organismos. Desde Maternidad a Contracorriente queremos lanzar unos datos que invitan a la reflexión (si es que se desea reflexionar, claro):
-En nuestro primer reto, en el que participaron más de 1300 mujeres de diversas edades, nacionalidades y condición económica (siendo una muestra representativa de la población), casi la totalidad del grupo compartió que habían sufrido violencia obstétrica en su parto, ya no una vez, sino de modo reiterado con prácticas sucesivas de intervenciones que no eran necesarias y ponían en peligro a madre y bebé, comentarios inapropiados, trato deshumanizado, negligencia, cuando no encarnizamiento. Muchas de estas mujeres y sus bebés aún se están recuperando de la violencia vivida, con sus implicaciones tanto físicas como psicólogicas.
-Como profesionales del mundo de la maternidad somos conocedoras de que, como no puede ser de otro modo al mostrarse en dicho reto una muestra representativa de la población, esta es la lamentable realidad de la inmensa mayoría de mujeres. Así lo contrastamos en nuestro trabajo diario con bebés y familias.
-Tanto en dicho reto como en nuestro desempeño profesional con familias también contrastamos que el 99% de las embarazadas que eligen un parto domiciliario lo hacen para no ir al hospital, ya sea porque son primíparas y quieren evitar esta violencia, o, en la inmensa mayoría de los casos, porque desafortunadamente ya sufren sus secuelas por haberla vivido en su primer parto hospitalario. Es decir: no eligen un parto en casa porque esta sea su opción ideal, sino para mantenerse a salvo de la violencia obstétrica que probablemente sufran si acuden a un hospital. Esa de la que se niega su existencia.
Desde Maternidad a Contracorriente invitamos a la reflexión, al cambio de paradigma en algo tan sumamente importante y que condiciona vidas enteras, a la debida formación y actualización, a las mejoras en las condiciones laborales de las matronas, al trato humano hacia los humanos.
No nos digan ustedes, negando la mayor, lo que hemos vivido y estamos viviendo millones de mujeres y nuestros bebés. Algunos no pueden recuperarse de aquello que ustedes dicen que "no existe". Las madres y las profesionales del mundo maternal sabemos de sobra lo que está pasando desde hace demasiados años. No revictimicen a las agredidas.
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