
22/08/2025
La compasión, la compasión primero
Los tres tesoros en Laozi: núcleo ético del Taoísmo.
Los tres tesoros (三寶) en el Taoísmo descritos en el capítulo 67 del Tao Te Ching, condensan gran parte del núcleo ético del Taoísmo, junto al wu wei o no-acción (無為) expuesto en otros capítulos del libro. Lao Zi, menciona que los tres tesoros que guarda son la compasión (慈), la moderación (儉) y la humildad, entendida con mayor fidelidad al texto como el no atreverse a ponerse por delante de todos en el mundo (不敢為天下先). En esta publicación realizaremos un análisis comparativo de cada uno de estos tesoros según Laozi, complementado con interpretaciones y referencias tomadas de otras obras fundamentales del taoísmo.
1. La compasión.
El Tao Te Ching dice:
“Tengo tres tesoros, que guardo y protejo:
el primero se llama compasión.” 我有三寶,持而保之:
一曰慈。
El primer tesoro mencionado por Laozi es la compasión (慈, cí), el carácter que se utiliza “慈” tiene como significado original bondad, cuidado compasivo o afecto protector, incluso se extiende a “madre protectora” (Dragon Mandarin, s.v. 慈, dragonmandarin.com). Se compone del carácter “心” que indica que tiene relación con las emociones. El Tao Te Ching no utiliza caracteres como “仁” (benevolencia) para explicar su filosofía, carácter utilizado ampliamente en el Confucianismo y núcleo central en su doctrina, el cual para Lao Zi aparece como sustituto cuando las personas se desvían del Tao. Cito el Tao Te Ching: “Cuando se pierde el Dao, aparece la virtud. Cuando se pierde la virtud, aparece la benevolencia (仁).” (capítulo 38). Laozi, se diferencia de Confucio, al indicar que la verdadera virtud no se jacta ni se reconoce a sí misma como virtud, y por eso es auténtica; en cambio, la virtud que se enorgullece de ser virtud ya ha perdido su verdadera esencia (TTC, capitulo 38), por ello podríamos considerar que es una espontaneidad natural, carente de pretensiones hacia la imagen personal y libre de apegos, tal como se expresa en el siguiente pasaje: “[El sabio] actúa sin expectativas, tiene éxito sin atribuirse el mérito” (TTC, capítulo 77).
Esto se refuerza además, con el pasaje del Zhuangzhi:
“La gran compasión no es compasiva. (…) La compasión puede ser constante y, sin embargo, no alcanzar nada.” (Zhuangzhi, capítulo “Todas las cosas son iguales”).
El término “慈” (compasión), si bien no aparece en otros capítulos del Tao Te Ching además del 67 donde se le menciona como uno de los tres tesoros, también lo encontramos en otro texto taoísta secundario como el Tanshang Ganyin Pian, donde en este contexto es un cuidado genuino que se extiende a todas las cosas:
“Seguir el Dao implica avanzar; alejarse del Dao significa retroceder.
No transitar por caminos desviados (邪徑), ni engañar en lugares oscuros (暗室);
acumular virtud (德) y méritos (功), y tener un corazón compasivo (慈) hacia todas las cosas” (TGP, Sección 2)
En ese sentido, para Laozi, la compasión (慈) es una símpatía universal, la cual se extiende incluso hasta seres fuera del núcleo humano, es decir, animales y plantas:
“Tener cuidado y compasión por los huérfanos y los desamparados; respetar a los ancianos y proteger a los niños. No dañar ni siquiera a los insectos y plantas. Es correcto compadecerse del sufrimiento de otros, alegrarse por su bien, socorrer a los que están en apuros, y salvar a quienes están en peligro.” (TGP, Sección 2)
En síntesis, podríamos decir que en el Tao Te Ching, la compasión (慈) es un tesoro esencial, entendida como un cuidado natural y sincero del corazón. A diferencia del Confucianismo, que usa la benevolencia (仁), Laozi valora una virtud espontánea que no busca reconocimiento. El Zhuangzi también habla de una compasión discreta y auténtica. Otros textos taoístas amplían esta compasión a todos los seres, humanos y naturales, promoviendo el cuidado universal.
2. La moderación.
El Tao Te Ching dice:
“El segundo [tesoro] se llama frugalidad.” 二曰儉
El segundo tesoro mencionado por Laozi es la frugalidad, (儉). Se utiliza el carácter “儉” que se compone de “亻” (radical persona), variante del conocido “人” y el “佥” (en conjunto), puede significar austeridad, moderación o frugalidad. En el Wentzu, otro texto taoísta, se habla de la moderación como la adecuación a la verdadera condición humana: “Los sabios comen suficientemente para llenar el vacío manteniendo la energía, y se visten suficientemente para cubrir sus cuerpos protegiéndose del frío. Se adecuan a su verdadera condición y rechazan el resto, sin codiciar la ganancia ni acumular demasiado.” (wentzu, capítulo 33). Esto también refleja una distinción clara con el Confucianismo, en el cual también se hace énfasis en la moderación, pero con matices ritualistas, donde se invierte en ritos de carácter social o funerario. Laozi se acerca a la concepción moísta de que los ritos son innecesarios, aunque centrado más en que estos son artificios que surgen en la pérdida del Tao.
El deseo, en el Taoísmo, se entiende como la ansía de honor, beneficio o que no ocurra un evento desafortunado, es a partir del no-deseo que se puede llegar a ver al Tao (TTC, capítulo 1). La falta de morderación surge, de acuerdo al Wentzu de no sentirse satisfecho:
“Lo que ahora produce grandes problemas surge de la falta de un grado normal de satisfacción. (…) Los sabios no quieren nada y no evitan nada. Cuando quieres algo, eso puede hacer que lo pierdas; si intentas evitar algo, eso justamente puede atraértelo. Cuando deseas algo en tu corazón, entonces olvidas lo que estás haciendo.” (wentzu, capítulo 131)
Esto se refuerza además con la idea de que si los sentidos son llevados al extremo, favorecen los deseos, esto incluye la música, una de las formas de refinamiento confuciano, pero que para Laozi puede llevar a perjudicar nuestra naturaleza esencial, como indica el texto:
“Cuando los ojos se deleitan en colores, el paladar anhela ricos sabores, los oídos se complacen en música, y todas las vías de los sentidos compiten entre sí, esto perjudica toda la naturaleza esencial, favoreciendo diariamente los deseos perversos, agotando la armonía natural”. (wentzu, capítulo 132)
En conclusión, el segundo tesoro del Tao Te Ching es la frugalidad (儉), entendida como vivir con moderación y sin excesos, ajustándose a la naturaleza humana. Según el Wentzu, la insatisfacción y los deseos provocan problemas y alejan del Tao. El exceso de estímulos sensoriales daña la armonía natural y fomenta deseos dañinos. Esto contrasta con el Confucianismo, que valora la moderación ritual.
3. La humildad.
El Tao Te Ching dice:
“y el tercero es no atreverme a ponerme por delante de todos en el mundo”. 三曰不敢為天下先
Esta frase refleja la actitud fundamental del taoísmo hacia el ego: una humildad profunda que evita buscar reconocimiento, fama o liderar con arrogancia. El sabio no compite por el primer lugar ni se impone sobre los demás, sino que actúa con discreción y sencillez, en armonía con el Tao. Esta filosofía se expresa vívidamente en una célebre anécdota de Zhuangzi, uno de los más importantes filósofos taoístas, ante la visita de los embajadores del Rey de Chu:
Mientras Chuang Tse estaba pescando a orillas del Arroyo Esclavo, se acercaron dos embajadores del Rey de Chu: —Nuestro maestro desea entregarte la responsabilidad de gobernar su reino —dijeron. Chuang Tse siguió sosteniendo la caña y sin mirar atrás contestó: —He oído decir que Ch’u tiene el espíritu de una tor tuga que murió hace tres mil años y que la ha envuelto en sedas y guardado en un precioso relicario en la sagrada sala del templo ancestral. ¿Creéis que esa tortuga habría prefe rido morir para que sus huesos fueran canonizados o seguir viviendo arrastrando su cola por el barro? —¡Vaya! Habría preferido vivir arrastrando su cola por el barro —admitieron los embajadores. —Marchaos a casa —dijo Chaung-tse—. Estoy arrastrando mi cola por el barro. (Zhuangzhi, capítulo Inundaciones Otoñales)
Esta enseñanza muestra que la verdadera grandeza del sabio radica en la humildad y la autenticidad, prefiriendo una vida sencilla y libre de vanidades antes que el poder y la fama. Al igual que la tortuga que prefiere vivir modestamente a ser venerada mu**ta, el sabio taoísta evita competir o imponerse, permaneciendo en armonía con el Tao.
4. La sucesión y complementación.
El Tao Te Ching dice:
Gracias a la compasión (慈, cí), puedo ser valiente (故能勇, gù néng yǒng); gracias a la frugalidad (儉, jiǎn), puedo ser generoso y amplio (故能廣, gù néng guǎng); y al no atreverme a estar por delante (不敢為天下先, bù gǎn wéi tiānxià xiān), puedo convertirme en líder y guía (故能成器長, gù néng chéng qì zhǎng).
Los tres tesoros (三寶) descritos por Laozi —la compasión (慈), la moderación (儉) y la humildad expresada como no atreverse a ponerse por delante de todos en el mundo (不敢為天下先)— no solo representan virtudes aisladas, sino que se complementan y potencian mutuamente para configurar el núcleo ético del Taoísmo. La compasión (慈) otorga la valentía necesaria; la moderación (儉) provee la amplitud y generosidad; y la humildad (不敢為天下先) permite que estas cualidades crezcan y se mantengan sin la distorsión del ego, guiando al sabio para convertirse en un líder genuino y efectivo (成器長), sin imponerse ni competir. Así, este trío de tesoros conforma una ética práctica que favorece la armonía personal y social, promoviendo un vivir auténtico en consonancia con el Tao y con el orden natural del mundo.
Así, dice el Wentzu:
“Su compasión por el pueblo era tal que no condimentaban sus propios alimentos si existia algún hambriento en el país, y no llevaban prendas de cuero si había gente que pasaba frío.” (Wenzi, capítulo 152)