20/08/2017
Tras el Shock del último atentado en Barcelona, nos muestra el mundo dividido, entre el bien y el mal , en el q vivimos
Quizás, texto de Joan Garriga puede explicar lo inexplicable .
Del libro "Vivir en el alma"
Joan Garriga
Al desarrollarnos, las personas aprendemos la borrosidad de nuestros conceptos sobre el bien y el mal, y nos volvemos más relativos y flexibles. La grandeza humana y la verdadera compasión no vienen de sentirnos buenos, sino de sabernos malos e imperfectos y amarnos y amar con ello. Es a través de lo imperfecto como nos igualamos con los demás. Por el contrario, quienes se sienten mejores o más justos que los demás siembran como consecuencia inevitable una cierta violencia. En el fondo, todo maltrato interpersonal crece de una semilla muy simple: alguien que en su fuero interno o externo dice «soy mejor o peor que tú». (...)
Y es que todo sufrimiento humano tiene su raíz en una distinción no funcional entre el bien y el mal. Todos llevamos incorporado de una manera automática una especie de barómetro, a menudo inconsciente, que reacciona ante los asuntos de la vida con dos posiciones básicas: bueno o malo, correcto o incorrecto, con toda una escala de matices e intensidades. Ante lo que consideramos como bueno sentimos nuestro derecho a apreciarlo y ante lo que consideramos como malo nuestro derecho a rechazarlo. Este modo de funcionar es tan universal y común que parece obvio e indiscutible. Tan inyectado se halla en los pilares de nuestra cultura que lo confundimos con nuestro ser real y ni siquiera nos planteamos si existe una alternativa. Y eso a pesar de que es el responsable de las peores atrocidades de nuestra historia. Por eso es importante entender que todo rechazo significa falta de amor, y donde falta el amor se siembra invariablemente la semilla del malestar y el sufrimiento. En un sentido amplio, no hay alternativa al sufrimiento sin cuestionar la matriz básica del paradigma en el que vivimos: el de un mundo dividido entre el bien y el mal.