11/08/2022
Un hombre iba por el campo, llevando una venda en los ojos y una pequeña bolsa de herramientas. Tenía que correr por ese campo con los ojos vendados. Él no sabía que en la granja había hoyos grandes y muy profundos. Así que empezó a correr por el campo y cayó en uno de esos grandes agujeros.
Empezó a palpar las paredes del hoyo y se dio cuenta de que no podía saltar fuera y de que tampoco había otras vías de escape. Miró en la bolsa de herramientas que le habían dado para ver si había algo que pudiera usar para escapar del hoyo y encontró una pala.
Así que empezó a cavar, pero muy pronto advirtió que no salía del hoyo. Intento cavar más y más y más y más rápido, pero seguía en el hoyo. Lo intentó con grandes paladas y con pequeñas, arrojando lejos la tierra o cerca, pero seguía en el agujero.
Todo ese esfuerzo y trabajo y lo único que conseguía es que el hoyo se hiciese cada vez más profundo. Entonces se dio cuenta de que cavar no era la solución, no era la forma de salir del hoyo, al contrario, cavando es como se hacen los hoyos más grandes.
Entonces empezó a pensar que quizás todo el plan que tenía estaba equivocado y que no tenía solución, ya que cavando no pueda conseguir una escapatoria, lo único que hacía era hundirse más.
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Todos deberíamos hacer una lista de cuáles son nuestras formas de cavar (no salir de casa, darle vueltas sin cesar a algo determinado, evitar el conflicto…).
Nuestra tendencia a buscar soluciones al malestar, instantáneas o no, muchas veces nos lleva a hacer hoyos. Darnos cuenta de que cavar no funciona nos lleva a un estado de desesperanza.
Las personas buscamos recetas, varitas que nos proporcionen lucidez o soluciones mágicas. Pero en un proceso terapéutico nos damos cuenta de que eso no existe.
De hecho, a cada momento desconocemos cuál es el siguiente paso. Aquí es donde se explora y explota nuestra creatividad como los mayores expertos en nuestra vida.
Debemos notar esa experiencia de que llevamos mucho tiempo (normalmente años) esforzándonos en algo que no nos ha llevado a obtener resultados.
La incertidumbre y la desorientación son claves para avanzar, ya que propician ese espacio en el que darnos cuenta de cómo nuestros esfuerzos por aliviar el malestar han sido en vano y que el juego de la vida es muy diferente a cómo nos lo hemos planteado.