24/05/2016
Os dejamos un artículo de la Carme Vilaginés Ortet, psicóloga del Centre Emili Mira sobre "la verdad" y sus consecuencias.
Artículo: ¿La verdad hace daño? - Carme Vilaginés Ortet
Son muchas las personas que, ante unos hechos que pueden producir angustia o simplemente preocupación a terceros, se preguntan qué es mejor: optar por el silencio, decir la verdad o dar una explicación "piadosa", o sea, mentir. Son muchas, también, las que se aferran a la tercera opción, ya que creen sinceramente que de esta manera pueden evitar mucho sufrimiento.
Cuando se está sometido a tensión, es inútil tratar de simular lo contrario, ya que el problema que se desea silenciar o disfrazar acaba imponiéndose con mucha más fuerza y el daño que produce suele ser mayor.
Pensemos en el caso de una familia con niños pequeños que esté pasando por un mal momento económico, emocional, etc. Los padres que, lógicamente, no quieren que los hijos sufran, hacen de tripas corazón y disimulan. Si los hijos, ante algo que no acaban de comprender, preguntan inquietos, los adultos tratan de reasegurarles diciendo que no está pasando nada. Debemos saber, ante una situación similar, que todo lo que le sucede a una familia, aunque no se explicite verbalmente, se vivencia y esta vivencia la experimentan todos sus miembros.
Si a los pequeños no se les dice la verdad (naturalmente de la manera más adecuada a la edad y a la capacidad de comprensión que tengan), ¿cómo interpretarán ellos la angustia que se respira en el ambiente? La experiencia demuestra que de la peor manera posible, ya que es inevitable que aparezca una sospecha en la mente de los niños, y suele ser más grave sospechar algo y no saber de qué se trata que tener conocimiento de la realidad, por dura que pueda parecer. Pasan a sentirse amenazados y sufren en silencio una angustia mucho mayor que la que les podría causar el conocimiento de la verdad. Además, pueden perder la confianza en los adultos e interiorizar la idea de que lo mejor es mentir, con lo cual estarían aprendiendo a funcionar a base de mentiras.
Pensemos también en los casos de enfermedades graves. Aún ahora suele ocurrir que muchos enfermos graves ignoran la realidad de su dolencia. Los familiares no se lo dicen "para que no sufran". Un estudio llevado a cabo al respecto en un centro oncológico de nuestro país, asegura que conocer exactamente el carácter de la dolencia que se padece tiene efectos beneficiosos "claramente demostrados" para los enfermos. Ante esta afirmación, pienso que no hacen falta más palabras.