30/08/2025
Nos enseñaron que el éxito era llegar lejos.
Subir peldaños, alcanzar metas, lograr títulos, acumular reconocimientos.
Pero casi nadie nos habló del precio.
Horas interminables.
Salud descuidada.
Vínculos que se enfrían.
Calma que se evapora.
Y en medio de todo eso… a veces, uno mismo se queda atrás.
Entonces llega la pregunta incómoda:
¿Vale la pena si en el camino te pierdes a ti?
Con el tiempo uno va entendiendo que el verdadero logro no se mide solo en resultados o medallas colgadas en la pared.
También se mide en paz.
En la capacidad de dormir tranquilo, de mirar hacia adentro sin ruido, de estar presente de verdad con quienes importan.
En sentirte alineado contigo, sin máscaras ni disfraces profesionales.
Porque llegar lejos está bien.
Pero llegar siendo tú… eso es éxito de verdad.
¿Y tú, qué estás dispuesto a no perder en el camino al éxito?