18/09/2025
Desde la antigüedad el sol ha sido venerado como “dador de vida”, en su presencia la vida florece, prospera, se expande y en su ausencia todo termina muriéndose.
A principio del siglo XX, exponerse al sol era realmente una” prescripción médica”. En los hospitales habían espacios en las terrazas pensados específicamente para que los pacientes subieran y con la menor ropa posible se beneficiaran de la luz solar directa.
Arnold Rikli, un médico suizo, fue el que introdujo por primera vez en 1850 los que conocemos como “baños de sol”. Con el objetivo de restablecer la salud en sus pacientes, su trabajo se enfocaba en la sinergia de aire, agua y exposiciones solares.
🌅Cada momento es bueno para exponerse al sol, pero hay dos momentos claves para hacerlo, el amanecer y el atardecer, cuando en el cielo prevale la luz roja e infrarroja.
El AMANECER es un momento vital para nuestro organismo, ya que el efecto de la luz sobre toda nuestra biología es impresionante. Nuestros ritmos circadianos se van ordenando, empieza la secreción de hormona y vamos preparando la piel para recibir el sol de las horas centrales del día.
🌞Una buena práctica, de la que se habla mucho hoy en día, pero quizá todavía no lo suficiente, es la de MIRAR AL CIELO en estos momentos. Aunque sea unos pocos minutos, aunque sea un día nublado y haga frío, al aire libre o desde una ventana... con la única condición de que no sea detrás de un cristal.
Llevo unos meses poniéndolo en práctica y he sentido en mi piel cómo el cuerpo ha ido reajustándose por sí solo... y de cómo hay algo en los amaneceres que no se puede traducir en palabras.
Calma en los ojos = Calma mental
Esa sensación profunda que llega directa, desde el sol a los ojos, desde los ojos al cerebro, pasando por magia desde el corazón, curando y sanando lo que se encuentra por el camino, con ese ‘no sé qué’ que nos deja mudos frente a la naturaleza.
💛
☀️