03/12/2025
Hay días que el calendario védico marca en rojo. El 4 de diciembre es uno de esos.
Este año, Mārgaśīrṣa Pūrṇimā —la luna llena del mes más auspicioso— trae consigo una confluencia rara: Dattātreya Jayanti, Annapūrṇā Jayanti, Bhairavī Jayanti, Rohiṇī Vrata y Ravi Yoga, todos juntos. Como si seis ríos sagrados confluyeran en el mismo punto.
Los que conocemos algo de Jyotiṣa sabemos que esto no pasa cada año. Y cuando pasa, prestamos atención.
Dattātreya: el que camina sin huellas
Dattātreya no es un dios al que rezar para que te arregle la vida. Es más bien un espejo. Te muestra que Brahmā, Viṣṇu y Śiva —creación, preservación, destrucción— no son tres cosas separadas, sino tres ritmos del mismo aliento.
Su mensaje es Advaita puro: lo que buscas ya está aquí. No tienes que volverte especial, espiritual, iluminado. Solo tienes que dejar de fingir que estás separado de todo lo demás.
Dattātreya tenía 24 maestros, dicen. Entre ellos: la tierra, el agua, el fuego, una pr******ta, un niño, una serpiente. Aprendía de todo. Porque cuando ves con claridad, todo enseña.
Ese es el regalo de este día: recordarte que no necesitas acumular más conocimiento. Solo soltar lo que te sobra.
Annapūrṇā: la que nunca deja a nadie con hambre.
Si hay algo que el Āyurveda nos enseña desde el primer día es esto: anna brahma — el alimento es lo divino manifestado.
Annapūrṁā es esa verdad hecha forma. Ella es la Madre que alimenta sin preguntar quién eres, qué crees o qué has hecho. Su gesto es simple: da. Y al dar, sostiene el universo entero.
En Āyurveda decimos que āhāra (alimento) es el primer pilar de la vida. Antes que las hierbas, antes que el prāṇāyāma, está la comida. Porque si el fuego digestivo —agni— está apagado, nada más funciona.
Hoy es un buen día para honrar eso. Cocinar con atención. Comer con gratitud. Compartir lo que tienes. Ofrecer anna-dāna —dar alimento— es una de las acciones más poderosas que puedes hacer en Mārgaśīrṣa Pūrṇimā. Los textos dicen que quien alimenta a otros en este día, nunca pasará hambre. Ni en esta vida ni en las que vengan.
No hace falta un ritual elaborado. Puede ser tan simple como preparar comida con amor y ofrecérsela a alguien que la necesite. O incluso a los pájaros, a los perros de la calle. La Madre no distingue.
Bhairavī: el filo que corta lo que ya estaba mu**to.
Luego está Bhairavī. La forma feroz de Śakti. La que no viene a consolarte, sino a despertarte.
En el Ta**ra se dice que Bhairavī es la energía que destruye las ilusiones. No con violencia, sino con precisión. Como un cirujano que corta el tejido enfermo para que el cuerpo sane.
Si has estado practicando yoga o Āyurveda con seriedad, sabes de qué hablo. Hay momentos en que la práctica te confronta. Te muestra tus excusas, tus resistencias, las mentiras pequeñas que te cuentas. Eso es Bhairavī trabajando.
Ella no es cruel. Es compasiva. Pero su compasión es de fuego. Quema lo que te limita para que puedas ver lo que siempre ha estado: tu propia naturaleza luminosa.
Este día es bueno para dejar ir. Soltar lo que ya no sirve. Puede ser un hábito, una relación, una historia que te repites sobre quién eres. Escribe en un papel lo que necesitas soltar. Y quémalo. Literalmente. Con intención. Deja que Bhairavī lo tome.
Rohiṇī Nakṣatra y la dulzura del crecimiento.
Rohiṇī es el nakṣatra de la luna —su morada favorita—. Es donde Candra se siente más en casa. Por eso todo lo que se planta en Rohiṇī crece con facilidad, con belleza, con abundancia.
Si conoces algo de Jyotiṣa, sabes que Rohiṇī es la estrella de Kṛṣṇa, de la creatividad, de la nutrición. Está regida por la Luna, por lo tanto es profundamente receptiva, fértil, maternal.
Cuando Pūrṇimā cae en Rohiṇī, la luna está literal y simbólicamente en su trono. Todo lo que hagas hoy —un mantra, una intención, un voto— tiene la bendición de esa plenitud.
Es un buen día para plantar semillas. No solo literalmente (aunque también). Semillas de intención. ¿Qué quieres cultivar en tu vida? ¿Qué cualidad, qué práctica, qué forma de ser?
Escríbelo. Dilo en voz alta. Siéntelo. La luna en Rohiṇī escucha.
Mārgaśīrṣa Pūrṇimā: la luna más querida.
En el Bhagavad Gītā, Kṛṣṇa dice: "Entre los meses, Yo soy Mārgaśīrṣa".
Este es el mes más sagrado del calendario lunar. Es cuando el frío del invierno apenas comienza, la niebla cubre los campos por la mañana, y todo parece detenerse un momento antes de la renovación.
Mārgaśīrṣa significa "el que tiene la cabeza de venado" —se refiere a la constelación de Orión—. Pero también significa "el camino de la búsqueda". Es el mes de los buscadores.
La luna llena de este mes es especial. Se dice que un baño ritual al amanecer o en la noche bajo la luz de la luna purifica profundamente. No solo el cuerpo, sino el campo energético.
Si puedes, sal afuera esta noche. Siéntate bajo la luna. Respira. Deja que su luz entre. Los yoguis dicen que la luz de la luna es soma —el néctar de la inmortalidad—. No es poesía. Es una instrucción práctica.
Ravi Yoga: cuando el Sol bendice el día.
Ravi Yoga es una configuración astrológica específica donde el Sol está en una posición particularmente favorable. Es raro que coincida con tantas otras bendiciones.
Los que practicamos prāṇāyāma sabemos que el Sol —Sūrya— no es solo una bola de fuego en el cielo. Es la fuente de prāṇa, de vida, de claridad. En Āyurveda, el Sol gobierna nuestro agni interno, ese fuego que digiere, transforma, ilumina.
Cuando hay Ravi Yoga en un día como este, es como si el universo dijera: "Ahora. Actúa. Ofrece. Transforma".
Un Sūrya namaskāra hecho con devoción hoy tiene más peso que cien hechos distraídamente. No porque el Sol cambie, sino porque tú estás más receptivo a su gracia.
¿Qué hacer entonces?
No necesitas hacer nada espectacular. De hecho, lo más poderoso es lo simple.
Si practicas yoga:
Un sūrya namaskāra al amanecer con la intención de honrar a Dattātreya
Sentarte en silencio y escuchar tu respiración
Hacer una práctica de gratitud: tres cosas por las que estás agradecido hoy
Si sigues Āyurveda:
Ayunar o comer liviano (ideal para cualquier Pūrṇimā)
Preparar comida con tus propias manos y ofrecerla
Tomar un baño consciente, con la intención de purificación
Si te conecta el sonido:
Canta "Om Namaḥ Śivāya" o "Om Śrī Dattātreyāya Namaḥ"
Escucha mantras de Annapūrṇā
Simplemente siéntate en silencio y escucha
Si nada de esto resuena:
Sal y mira la luna llena
Da algo —comida, dinero, tiempo— sin esperar nada
Escribe en un papel lo que quieres soltar y quémalo
Toma agua, respira hondo, y agradece estar vivo
Lo que realmente importa
Los tithis, los nakṣatras, los yogas... todo eso es real. El cielo se mueve, las energías cambian, los momentos tienen cualidades.
Pero al final, lo que importa no es cuánto sabes de Jyotiṣa o cuántas āsanas puedes hacer. Lo que importa es si vives con el corazón abierto. Si das cuando puedes. Si sueltas cuando es tiempo. Si te sientas en silencio de vez en cuando y recuerdas que todo esto —tu cuerpo, tu respiración, el cielo, la tierra, los demás— es una sola cosa vibrando.
Dattātreya no necesita que entiendas Advaita. Solo necesita que lo vivas, aunque sea un segundo.
Annapūrṇā no necesita un altar elaborado. Solo necesita que compartas tu comida.
Bhairavī no necesita rituales tántricos. Solo necesita que seas honesto contigo mismo.
Hoy el cielo se abre. No para los que saben más. Para los que están dispuestos a recibir.
¿Estás listo?
ॐ तत् सत्
Om Tat Sat
(Eso es la Verdad)