
20/05/2024
Cuando me dieron la noticia de que mi madre tenía Alzheimer, sentí que el suelo se desmoronaba bajo mis pies. En un instante, mi mundo se llenó de una mezcla abrumadora de tristeza, miedo, confusión y, sí, también de enojo. La noticia era un golpe duro y desgarrador, y me sentí completamente abrumada. Pero en medio de esa tormenta emocional, he ido descubriendo que también hay una oportunidad para aprender y crecer de una manera que nunca imaginé.
Al principio, el Alzheimer era un enemigo desconocido y aterrador. Cada vez que buscaba información sobre la enfermedad, me sentía más desalentada. Pero a medida que me sumergía más en comprender sus etapas y su progresión, algo empezó a cambiar dentro de mí. Aprender a cuidar a mi madre se ha convertido en una lección de amor incondicional. He descubierto lo importante que es la paciencia y de apreciar cada pequeño momento compartido, por insignificante que parezca.
El proceso de cuidar a alguien con Alzheimer es como una montaña rusa emocional. Hay días buenos y días muy difíciles. Pero en medio de estos desafíos, también encontré una conexión emocional profunda con mi madre que nunca antes había experimentado. La compasión se ha convertido en mi guía. Entender y empatizar con las dificultades con las que ella se enfrentaba no era solo necesario, era vital. Esta práctica me ha ayudado muchísimo a conectar con ella de una manera más significativa y sobre todo más profunda, reconociendo su dignidad y valor, independientemente de su estado cognitivo.
El Amor en Tiempos de Alzheimer
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https://enterapia.es/2024/05/20/alzheimer-una-leccion-terapeutica/
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