15/09/2025
Las personas con altas capacidades intelectuales (ACI) suelen ser vistas como perfiles autónomos, resolutivos y de alto rendimiento. Sin embargo, en la mayoría de organizaciones siguen siendo poco detectados, mal gestionados e incluso invisibles para recursos humanos y prevención de riesgos laborales.
La clave está en reconocer y gestionar la neurodiversidad como parte de la cultura preventiva y de desarrollo de talento. Formar a equipos directivos, diseñar planes individualizados, fomentar entornos flexibles y contar con liderazgo empático son pasos esenciales. Así, no solo se previenen riesgos psicosociales, sino que también se potencia un talento creativo, crítico e innovador que puede transformar a la organización.
Las altas capacidades no necesitan más exigencia, sino más comprensión, apoyo y espacios para brillar.