08/06/2015
"Reflexiones de un lunes"
Si trabajas en un sector feminizado de alguna Administración Pública te habrás dado cuenta de la discriminación positiva que se ejerce ante los hombres heterosexuales que representan algunos de los anhelos que, de alguna manera, yacen en el inconsciente femenino.
Se llaman sectores feminizados aquellos que están configurados por equipos en los que la mayoría de sus integrantes son mujeres. Los objetivos capitales de estos servicios suelen ser la ayuda: sanidad, educación o servicios sociales serían ejemplos de ello. Estos sectores “feminizados” están integrados por mujeres que cobran una cantidad muy inferior a los técnicos de la misma categoría pero que están en un equipo que, en contraposición, llamaremos “masculinizados”, como puede ser el de urbanismo.
No haré hoy hincapié en esta injusticia explícita en los salarios entre los dos géneros por ser demasiado obvia; me interesa especialmente reflexionar acerca de cómo recibimos las propias mujeres de estos sectores al HOMBRE heterosexual. Para mi sorpresa, y la de otras muchas, hay un cierto número de mujeres que se organizan tales ninfas correteando por el campo alrededor de esa imagen patricarcal que aparece y se posiciona dentro del equipo de trabajo. No importa la edad de estas mujeres, ni su posición social o si son casadas o solteras … La aparición del HOMBRE en el terreno laboral las descoloca y las hace actuar, para perplejidad de l@s espectadores, como adolescentes en plena etapa de efervescencia hormonal. Esta actitud aparentemente inofensiva favorece, en algunos casos, que las mismas mujeres proyecten en el hombre capacidades y le otorguen virtudes y aptitudes de forma superlativa incrementando de esta forma todavia más la brecha diferencial entre la mujer y el hombre en cuestión de derechos y de poder.
Con este escrito no quiero juzgar tales comportamientos pero sí creo que es importante que todas revisemos esos patrones de conducta y, si hace falta, pedir la ayuda de una o un profesional de la psicología y/o del Coaching Personal para dilucidar nuestras reacciones más inconscientes.
Las victorias de Manuela Carmena y Ada Colau en las últimas elecciones me alientan a pensar que el ego femenino por fin está creciendo y situándose a la par del ancestral poder masculino.