Irune Quevedo Psicoterapeuta

Irune Quevedo Psicoterapeuta Psicoterapia individual y relacional en Barcelona
Celos, ansiedad, angustia, miedos o inseguridades,

Preciosa charla sobre el trauma informado, y como todes y cada une de nosotres podemos contribuir a una sociedad más com...
30/09/2020

Preciosa charla sobre el trauma informado, y como todes y cada une de nosotres podemos contribuir a una sociedad más compasiva y empática.

"Relational trauma requires relational repair..
Behavior is communication. Let's see the person behind the behavior"

"El trauma relacional requiere reparación relacional..
El comportamiento es comunicación. Veamos a la persona detrás del comportamiento"

Dr Treisman talks about the importance of forging good relationships and effective society-wide systems when it comes to understanding and healing trauma.

Via Ser siendo | Nadir ChacínMuy buen video que explica con claridad el Trastorno de Estrés Post-Traumático (TEPT) Para ...
23/09/2020

Via Ser siendo | Nadir Chacín

Muy buen video que explica con claridad el Trastorno de Estrés Post-Traumático (TEPT)

Para aquellos que lo sufren, el apoyo del entorno es vital para encontrar recursos y herramientas que nos ayuden a convivir con este trastorno.

"Conciencia, aceptación y empatía son la clave para la recuperación. Déjalos saber que crees en su importancia o en lo que experimentan y no los culpes por sus reacciones"

Many of us will experience some kind of trauma during our lifetime. Sometimes, we escape with no long-term effects. But for millions of people, those experiences linger, causing symptoms like flashbacks, nightmares, and negative thoughts that interfere with everyday life. Joelle Rabow Maletis detail...

28/08/2020

UN BUEN TERAPEUTA
Por Patricia Aliu Navarro.
Directora de Gestalt Mediterráneo

Lo cierto es que mucha gente cree que ser terapeuta es un chollo. Si….
Un chollo porque cubre y aumenta la posible omnipotencia del que se cree terapeuta.
Un chollo porque muchos piensan que es una forma fácil de hacer dinero
Un chollo por mil razones más que no importa describir ahora.

Muchos trabajan para serlo; trabajan toda la vida
Otros muchos se creen que lo son, sin serlo y otros tantos lo son, sin saberlo.
¿Quién y cómo es un buen terapeuta?
Más o menos así….

Cuando es la hora y el paciente llama a la puerta, como el cocinero que cuelga el delantal en el perchero para recibir visitas, el terapeuta cuelga en el perchero sus problemas personales. Desarrolla la habilidad para dejarlos a un costado, porque quien viene lo necesitará en estado de Atención Plena.

¿Qué encontrará el paciente si ha dado con un buen terapeuta?

- Alguien que desde que asumió su vocación (o desde antes) trabaja todos los días con sus propias emociones, sus propio dolores, sus errores de criterio... Se empeña en comprender más allá del entendimiento, tomando lo cotidiano como una escuela.

- Alguien que, sí, se ha formado académicamente y en estudios de posgrado, y tiene libros por doquier… Pero que si es buen terapeuta sabe que eso no es todo: entrará a la sesión ofrendando a su paciente algo precioso, que es su propia persona. Todo el Ser del terapeuta funciona como cuando alguien recibe en su vientre la gestación de un hijo ajeno; madurará, -con las herramientas que ese terapeuta tenga-, la identidad de su paciente: sus dolores, sus relatos oníricos, sus anhelos, sus historias. Cuando se vaya a dormir, el buen terapeuta soñará no sólo con sus propios asuntos, sino que entre las bambalinas de sus sueños aparecerán respuestas para Juan, para Mariela, para Leonor… Y, -lo sepa o no-, esa labor nocturna saldrá de su boca con la pregunta justa, el gesto oportuno, la mirada más amplia que su propio Ser le haya provisto al haber amasado esa harina cuya molienda han sido sus horas de consultorio…

- Un buen terapeuta a veces oficia de “dializador” de su paciente (como quien, teniendo insuficiencia renal, se conecta a un aparato que limpiará su organismo): cuando viene lleno de ira, de dolor, de impotencia, de miedo, el terapeuta le ofrece no sólo el respaldo de sus conocimientos (necesarios, por cierto!), sino también su propio corazón adolorido, su corazón equivocado, su corazón enmendado, su corazón en vías de desarrollo (como el de cualquiera). Desde su entrenamiento en lidiar con su propio caos, ayuda a poner orden en el caos ajeno. Instala luz donde había penumbrosos pesares. Y cuando se va a su casa, a veces llora. Sí, tengo que decirlo: a veces llora un dolor que no es suyo. Porque ama. Ama a sus pacientes. Ama a los humanos. Y le duele su dolor. Y está bien que así sea. Ni “transferencias” ni “contratransferencias”: es algo más hondo; allí se está a solas con el Misterio de la Vida, siendo nada más que un humanito (así, en diminutivo). Y eso llama al silencio.

- Con herramientas de obrero interno trabajará ese pesar ajeno para no cargarlo sobre su propia vida. Porque, así como cuando visualizamos una cascada de agua fresca en un lugar luminoso movilizamos neurotransmisores que generan relajación, expansión, bienestar... el terapeuta visualiza durante muchas horas por día historias de abuso, de maltrato, de pérdidas, de sufrimiento. Deberá “autodializarse” y pedir ayuda, trabajando a diario para saber, en lo íntimo, que todos somos Uno, pero que cada cual necesita transitar su propia experiencia humana. Que podemos ayudar a otros a vivir su vida, pero la vida misma es del otro: su posibilidad de aprendizajes. Y el progreso de su paciente también le marcará sus días, aumentando su confianza en la vida, alegrándolo, llenándole de ternura la mirada…

- No es raro que un buen terapeuta muchas veces no sepa qué hacer ante un paciente. Esos suelen ser los mejores. Los que todo lo saben suelen andar perdidos en un laberinto de ideas. Pero cuando tenemos al otro a pecho abierto y en carne viva, saber que no sabemos es el principio del acompañar a vivir. Acudirá, entonces, a su modesto tablero de herramientas (pues, como decían por allí, “quien sólo tiene un ma****lo tiende a ver todo como clavos”). Aplicará la que su experiencia le diga que es la más útil. Y su propio Ser, además, estará en permanente diálogo con el de su paciente, porque son ambos, juntos, los que mejor saben hacia dónde hay que ir.

- Un buen terapeuta ha de tener una vida sencilla; precisará hacer un voto de coherencia, porque el panadero da el pan, el frutero la fruta, pero el terapeuta se da a sí mismo. Será consciente de cuánto puede y cuánto no. Practicará la modestia de admitir sus limitaciones. Hablará con su paciente en palabras que el otro comprenda. Y será, esencialmente, un ser humano.

- Si el paciente le preguntara: “Sus padres viven?”, la mayoría de los buenos terapeutas no responderán con otra pregunta, refractando: “Y a Ud. qué le parece?”. Podrá mirar a su paciente a los ojos, y decir, por ejemplo: “Mi padre sí, pero mi madre pasó por el mismo proceso de la tuya; sé lo que se siente como hijo”. El terapeuta anónimo, distante, rigurosamente ignorado por su paciente, pertenece a un paradigma que va quedando atrás. Se necesitan hombres y mujeres valientes que puedan darse a conocer a aquellos que desnudan su alma ante él.

Y llegado el final, ambos podrán mirarse frente a frente y darse un abrazo. Porque el buen terapeuta suele abrazar (aunque en la Universidad muchos profesores le hayan enseñado que no). Sabe que el abrazo, el mirar a los ojos, el quedar expuesto como humano ante otro humano, no le quita nada, sino que le da. Le da un vínculo entre dos personas que, en medio de esto tan difícil que se llama “vida”, procuran avanzar dignamente, convertir el dolor en lumbre, y desplegar lo replegado para que la Tierra cuente con dos más, capaces de ayudar al Todo.

Cuando le pago a mi terapeuta, ese dinero es un símbolo de valoración no sólo de sus saberes, no sólo de su cerebro entrenado, no sólo de sus supervisiones, sus cursos de posgrado y sus libros. Es un símbolo de que me ha ofrecido una porción de su Ser para que yo pueda desenredar el mío; un símbolo de que en su vientre gestó una porción de mí para que yo pueda seguir gestándome en mi propio vientre invisible. Eso es un terapeuta: un humanito incompleto que se va completando gracias a cada paciente. Una persona que se dá. Un modesto obrero del espíritu.

02/06/2020
Tanto en mis experiencias personales de las últimas semanas, como a través de mi red relacional o las personas que acomp...
12/04/2020

Tanto en mis experiencias personales de las últimas semanas, como a través de mi red relacional o las personas que acompaño, he podido observar como este confinamiento está trayendo a cada unx aquello que estaba en sombras y necesita ser iluminado.

Os dejo un artículo con mis reflexiones al respecto.

https://www.irunequevedo.com/2020/04/12/ante-una-crisis-la-sombra-se-hace-ver/

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