16/10/2025
A lo largo de los años he observado algo muy común en casi todas las mujeres con las que he trabajado: la señora autoexigencia, ese mal femenino tan instalado que parece imposible de erradicar.
Nos cuesta horrores ser compasivas con nosotras mismas. Con las amistades, con nuestros hijos, con la familia podemos ser cuidadoras y amorosas, pero con nosotras mismas nos convertimos en las mayores tiranas que existen. Qué paradoja, ¿verdad?
Somos expertas en juzgarnos sin piedad.
Yo misma me he machacado mucho por todo: por haber aceptado trabajos que no me llenaban, por no ser la madre perfecta que deseaba, por haberme traicionado tantas veces por miedo al rechazo.
Pero hoy veo las cosas de otra manera: hice lo que pude con los recursos que tenía en ese momento, ni más ni menos. Simplemente estaba aprendiendo, como todas.
Cada versión de mí que tanto juzgué me enseñó exactamente lo que necesitaba para ser quien quiero ser hoy. Así que ahora me miro con la misma compasión que miraría a una amiga y las honro a todas, porque sin ellas no estaría aquí.
✨ ¿Qué versión pasada de ti necesitas honrar hoy? ¿Qué te enseñó?